Suspiros bajo el cielo hibernal (Sh2-308)

El cielo está plagado de objetos “oscuros”, interesantes y espectaculares pero muy poco conocidos, normalmente debido a su dificultad para ser vistos o a la necesidad de un cielo especialmente oscuro. Tal es el caso que nos ocupa hoy, una estrella Wolf-Rayet y el anillo cósmico que está formando a su alrededor, en la constelación del Can Mayor.

Una estrella Wolf-Rayet es, como recordamos, una estrella con gran masa (más de 20 veces la de nuestro sol, por lo general), que ha crecido a un ritmo vertiginoso desde su nacimiento, perdiendo masa a una velocidad mayor a la habitual. Esta pérdida de materia se debe a una característica muy peculiar que es la formación de inmensas corrientes de aire, que superan los 2.000 kilómetros por hora, dejando al descubierto el núcleo formado por elementos más pesados como helio, oxígeno y carbono. La envoltura de hidrógeno acaba siendo arrancada por los vientos estelares y forma una nebulosa alrededor de la estrella, como ocurre con NGC 7635 o la “Nebulosa de la Burbuja”, ionizando el gas por la radiación ultravioleta de la estrella.

Foto SH2-308.jpg

Sharpless 2-308 es la nebulosa que ha formado la estrella EZ CMa, también denominada WR 6, un astro 3 veces más pesado que nuestro sol y 380.000 veces más brillante. Su temperatura es de 85.000 grados centígrados, 17 veces más caliente que nuestra estrella. A 5.200 años luz de nosotros, ioniza la envoltura gaseosa que la rodea y nos permite apreciar desde nuestro planeta esos fantasmagóricos filamentos de luz. La estrella, además, es una de las pocas estrellas Wolf-Rayet que emiten radiación en Rayos X, además en el ultravioleta. La nebulosa mide unos 60 años luz de diámetro y se formó hace 70.000 años, apenas un suspiro en la cronología cósmica. En un poco más de tiempo la estrella colapsará y terminará su vida con una gran explosión en forma de supernova.

Para encontrar nada más fácil que buscar Omicron 1 Canis Majoris, una estrella de magnitud 3.8 que se encuentra cerca de la brillante Wezen (delta CMa). Omicron 1 CMa es una gigante roja de tipo espectral K, con un diámetro tan grande que, de estar en nuestro Sistema Solar, superaría con creces la órbita de Marte. Al ocular llama poderosamente la atención con su tonalidad de un rojo anaranjado intenso, en un campo tan rico en estrellas que son imposibles de contar. Allí, entre esa playa de puntitos, brilla la estrella que nos ocupa, EZ CMa, que al lado de la gigante roja parece más bien blanco-azulada. A simple vista, con el ocular de 44 aumentos, la vista es sobrecogedora, pero no hay ni rastro nebuloso, ni un débil jirón que delate su presencia. La primera vez que la vi no conocía sus dimensiones, así que me dediqué a usar una gran variedad de oculares, buscando algo parecido a una nebulosa. Finalmente, con el mismo ocular, a 44 aumentos, decidí usar el filtro OIII. Entonces noté rápidamente un débil filamento junto a Omicron 1 CMa, claramente visible sin embargo con visión lateral. Debía de ser, sin duda, parte de la gran burbuja, y entonces fui consciente de que debía tener un tamaño considerable, teniendo en cuenta su distancia a la estrella central. Otro trazo de nebulosidad hizo su aparición tímidamente al lado del anterior, formando una concavidad que iba tomando forma poco a poco, porque al otro lado de EZ CMa pude notar otra porción de este anillo cósmico. Al cabo de unos pocos minutos no me resultó difícil completar la circunferencia, tan sólo rota en dos o tres puntos donde desaparecía de la vista.

Sh2-308.png

Fue, sin duda, la sorpresa de esa fría noche bajo uno de los cielos más oscuros que he podido disfrutar, en el claro de un bosque de pinos al sur de Granada. Y así, con estos objetos tan apartados de la rutina habitual del astrónomo, uno se da cuenta de la inmensidad que tenemos sobre nuestras cabezas y de lo corta que es una vida para poder saborear todas y cada una de esas maravillas celestes.

3 Respuestas a “Suspiros bajo el cielo hibernal (Sh2-308)

  1. Muchas gracias, Toño, me alegro de que te guste. Las zonas que están plagadas de estrellas ganan mucho a la hora de dibujarlas, la verdad, y la estrella roja le da un toque especial al campo del ocular.

    Un saludo.

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  2. Pingback: Medio caparazón (WR 134) | El nido del astrónomo

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