El otro día descubrimos dos de las galaxias que nos servían de punto de inicio para explorar la vasta extensión de cielo poblado por el Cúmulo de Virgo. Hoy veremos otras galaxias cercanas que rodean el curioso asterismo en forma de «T». Las primeras forman una pareja variopinta, a apenas 40 minutos al este de M99. Se denominan NGC 4298 y NGC 4302, y las dos son galaxias de tipo espiral con una disposición totalmente distinta. Mientras que NGC 4298 se nos presenta de frente, la segunda lo hace totalmente de canto. NGC 4298 muestra unos brazos bien definidos, con líneas de polvo que atraviesan su superficie como patas de araña. Se encuentra a 60 millones de años luz de nosotros, en consonancia con el resto de galaxias de la zona. Su forma es redondeada, contrastando enormemente con la fina y alargada NGC 4302. Esta última nos enseña su mejor perfil, con una banda oscura que la recorre por su ecuador y oculta las estrellas que hay detrás, de manera similar a NGC 891 o NGC 1055. Mide unos 97.000 años luz de diámetro, casi el doble que su compañera, y también se encuentra a unos 60 millones de años luz. De sus tamaños relativos se deduce que están excepcionalmente cerca, a apenas 35.000 años luz de distancia. ¿Cómo es posible entonces que no se encuentren restos de interacción entre ellas? Ni brazos deformados, ni rastros de estrellas o regiones con intensa proliferación estelar, nada de esto podemos ver en este par. Sin embargo, no hay duda de que son vecinos en su viaje por el espacio, tan pacíficos que parecen querer desafiar a los astrofísicos.
NGC 4298 y NGC 4302 tienen magnitudes de 11.4 y 12.7 respectivamente. Sin embargo, la segunda aparece algo más brillante al ocular, quizás debido a que la superficie de NGC 4298 es más grande y, por tanto, su brillo superficial es menor. Sea como sea, son una pareja muy interesante de observar bajo un cielo oscuro, a la par que didáctica, ya que muestran de un rápido vistazo las dos posiciones clásicas de una galaxia espiral. Con mi Dobson de 30 cm no conseguí ver la barra central de NGC 4302, a pesar de lo cual la imagen no deja de ser atractiva. A diferencia de otras galaxias más densas, no soportan bien los aumentos, de manera que por encima de 300 aumentos noté cómo su brillo disminuía bastante hasta el punto de verlas con excesiva dificultad. A 214x obtuve la mejor imagen, con las dos galaxias bien definidas y contrastadas, «el gordo y el flaco».
Tenemos que irnos un poco más lejos, algo más de un grado al norte, para encontrar nuestro siguiente objetivo, otro objeto del catálogo Messier y, por lo tanto, relativamente brillante. Se trata de M100, una de las galaxias más brillantes y grandes del Cúmulo de Virgo. Gracias a las estrellas cefeidas que alberga se ha estimado su distancia de una manera bastante precisa, situándola a 56 millones de años luz. Es una galaxia espiral de gran diseño, en cuyo núcleo encontramos una diminuta barra y un anillo de estrellas, fruto de la unión de dos pequeños brazos, con un diámetro de apenas 3.000 años luz. El tamaño de M100 alcanza los 107.000 años luz, acercándose a las medidas de nuestra propia galaxia, y está formada por dos grandes brazos en espiral, además de algunos otros más débiles e irregulares. Es una galaxia de brote estelar que, a raíz de interacciones con otros miembros del cúmulo, está sufriendo una importante proliferación estelar.
Fue descubierta por Pierre Méchain en 1781 y catalogada un mes después por Messier. No hasta mediados del siglo XIX cuando Lord Rosse advirtió su estructura espiral, y la incluyó en su lista de 14 nebulosas espirales. Si hubiese llegado a conocer su naturaleza… M100 ha sido objeto de 5 supernovas en el último siglo, apareciendo la última en 2006 con una magnitud de 15.3. La más peculiar, quizás, fue la de 1979, denominada SN 1979c, que alcanzó la magnitud 11. Durante los siguientes fue empalideciendo, al igual que todas las supernovas, pero al observar la galaxia en Rayos X se pudo comprobar que había una fuente importante de emisión en el lugar de la supernova. Lo habitual es que su emisión vaya disminuyendo en pocos meses, pero SN 1979c sigue brillando en Rayos X como si hubiera surgido recientemente. Este anómalo comportamiento ha traído de cabeza a los astrónomos durante décadas, y hoy en día se barajan dos principales posibilidades. Por un lado, al colapsar la estrella podría haber formado un agujero negro. El agujero negro, como tal, no emite radiación, pero sí la materia que es acelerada a su alrededor, alcanzando altas temperaturas. La otra opción para explicar la emisión de Rayos X sería la presencia de fuertes vientos surgidos a raíz de un púlsar, de manera similar al púlsar de la Nebulosa del Cangrejo, M1. En cualquiera de los casos, podemos afirmar que esta supernova dejó huella en la galaxia, y sus proporciones deben haber sido cataclísmicas para poder apreciarlas desde aquí.
M100 es una galaxia brillante, con una magnitud de 10.1 repartida por una superficie de 7 x 6 minutos de arco. Es visible en el buscador si la noche es oscura como una diminuta y débil mancha cerca del extremo de la «T» que forma HD 107415, una estrella de la sexta magnitud. A bajo aumento podemos apreciar una mancha redondeada, algo achatada por los lados, en un campo de estrellas relativamente pobre. Su núcleo es brillante y con forma ovalada, difuminándose rápidamente hacia la periferia. Para ver más detalles tendremos que usar mayores aumentos. Con el ocular de 7 mm, a 214 aumentos, la galaxia no perdía excesivo brillo, y aparecía con visión directa flanqueada por dos estrellas brillantes. Haciendo uso de la visión periférica se hizo patente el brazo más brillante, el meridional, como una condensación alargada, horizontal, siguiendo una línea paralela a la que forman las dos estrellas citadas. No conseguí ver su curvatura, pero al cabo de varios minutos el brazo opuesto apareció tímidamente, justo al otro lado del núcleo, y entonces la galaxia comenzó a parecer, verdaderamente, una galaxia. Al poco rato me percaté de una mancha tenue y más pequeña situada a unos 6 minutos del núcleo de M100, y al buscarlo en el atlas me percaté de que era NGC 4328, una de las cercanas galaxias con las que M100 parece haber interactuado en un pasado cercano. De hecho, se han encontrado puentes de estrellas y gas que unen discretamente estas galaxias entre sí, prueba directa de sus encontronazos fortuitos.