Hay una barbaridad de diferentes tipos de galaxias en cuanto a formas, color, brillo… Algunas parecen cúmulos globulares, otras nebulosas difusas… Sin embargo, las que personalmente me transmiten la “sensación” de ser verdaderas galaxias, sin excepción, son las que se presentan con cierto grado de inclinación y con un núcleo brillante que se va difuminando hacia la periferia. Es el caso de NGC 3521, una bonita galaxia que se sitúa en medio de ninguna parte, al sur de la figura principal de Leo, en una zona donde las estrellas brillantes resaltan por su ausencia. Sin embargo, este universo es tan brillante que puede competir con la inmensa mayoría de galaxias del catálogo Messier, aunque fue descubierto por William Herschel en 1784.
NGC 3521 presenta una estructura mixta entre una galaxia espiral normal y una barrada, con características de ambas. Se encuentra a una distancia indeterminada entre los 23 y 35 millones de años luz y forma parte del filamento que conecta nuestro Grupo Local con el Cúmulo de Virgo, llamado “Ramal de Leo” (Leo Spur). Con unos 80.000 años luz de diámetro, cuenta con 150.000 millones de estrellas, y sus brazos se encuentran divididos en multitud de fragmentos, haciéndola entrar en la categoría de galaxias floculentas. De hecho, NGC 3521 recuerda innegablemente a otras floculentas como NGC 2841, NGC 4414 o M63. Imágenes de larga exposición han demostrado recientemente la presencia de burbujas de gas rodeando a la galaxia, de forma irregular, muestra de que en un pasado no muy lejano NGC 3521 interaccionó con otras galaxias colindantes, si bien hoy no hay evidencia de que haya galaxias cercanas.
Uno de los recuerdos que guardo de esta galaxia es que pude verla cuando todavía no había anochecido. Desde los cielos de Sierra Nevada, aproveché que el sol se había puesto hacía poco tiempo para ir buscando la zona de la galaxia y dibujar en el campo las estrellas más brillantes, para luego poder dedicarme por entero a la visión de la galaxia. Las estrellas principales apenas aparecían en el buscador, por lo que pasé un rato entretenido en busca de NGC 3521. Cuando finalmente situé el buscador en la zona y miré tras el ocular, a 125 aumentos, quedé sorprendido por notar, con el fondo aún azulado, una diminuta y redondeada mancha, que correspondía exactamente con el núcleo de la galaxia. Eso no hizo más que confirmarme el gran brillo superficial de este objeto. Ya entrada la noche pude disfrutar de su visión plenamente, y su extenso halo, de 11 minutos de longitud, se hizo patente sin ningún problema. Presentaba un núcleo puntiforme, visible con visión directa, y las regiones internas eran más brillantes, tornándose tenues a medida que se alejaban del centro. El campo de estrellas, como corresponde a esta zona “pobre”, no era muy abundante, pero la veintena de astros que compartían ocular con la galaxia añadían atractivo a ese gran universo.
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