Rarezas en Sagitario (NGC 6822 y NGC 6818)

Hacía tiempo que no hablábamos de nuestro Grupo Local de galaxias, y hoy vamos a irnos precisamente a la constelación de Sagitario para conocer a uno de sus componentes más interesantes. Se trata de NGC 6822, una galaxia que nadie esperaría encontrar a través de la densa región del núcleo de nuestra Vía Láctea. Precisamente debido al gas y estrellas que se interponen en su camino, NGC 6822 es uno de esos objetivos que precisan un cielo bien oscuro. Una vez lejos de la ciudad no tendremos problema para verla, independientemente de la abertura de nuestro instrumento, pero la oscuridad es un requisito indispensable.

Foto NGC 6822.jpg

NGC 6822 también es conocida como la Galaxia de Barnard, debido a que fue éste, Edward Emerson Barnard, el que la descubrió en 1884. No fue, sin embargo, hasta los años 20, cuando Edwin Hubble pudo distinguir en esa débil “nebulosa” estrellas individuales, algunas de las cuales resultaron ser cefeidas. Gracias a la variabilidad de dichas estrellas Hubble pudo confirmar que NGC 6822, esa aglomeración de estrellas, no pertenecía a los dominios de nuestra galaxia, sino que se encontraba mucho más lejos, un hito en la historia de la humanidad, que de pronto vio los límites de su universo drásticamente ampliados. La historia de esta galaxia pasa por ser considerada como una nebulosa y, posteriormente, como un cúmulo abierto, habiendo algunos astrónomos que ni siquiera vieron la galaxia y pensaron que Barnard se había referido a una pequeña nebulosa que resultó ser una de las regiones HII que contiene NGC 6822. Hoy ya podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que NGC 6822 es una galaxia enana irregular, similar a la Pequeña Nube de Magallanes, que se sitúa a una distancia relativamente cercana, a 1.6 millones de años luz. Es muy pequeña, alcanzando un diámetro de apenas 7000 años luz, y se caracteriza por tener una barra central con mayor densidad de estrellas. A pesar de su antigüedad, NGC 6822 ha sufrido un brote estelar hace menos de 200 millones de años, y como muestra podemos apreciar algunas regiones HII dispersas en su disco galáctico, especialmente llamativas en fotografías y visibles al telescopio. Gran parte de estas nebulosas se deben a los vientos generados por estrellas Wolf-Rayet, un tipo de estrella relativamente frecuente en NGC 6822, que dispersaron el medio interestelar creando burbujas gaseosas parcialmente ionizadas. Estas regiones HII se han podido estudiar con detalle, y algunas son tan llamativas que poseen un nombre propio, como la Nebulosa del Anillo (denominada Hubble III). Otras dos regiones HII llamativas, las más brillantes, se denominan Hubble X y Hubble V, siendo la primera de ellas conocida también como IC 1308.

Para observar esta galaxia, como hemos dicho, el principal ingrediente es un cielo oscuro y armarse de paciencia. Aumentos bajos nos permitirán apreciar su estructura alargada, como una nube muy difusa, especialmente brillante en su región más central, en forma de barra. Es difícil precisar dónde termina (su bajo brillo superficial, cercano a 15, se encarga de ello), a pesar de tener una magnitud aparente de 9. Uno de los principales entretenimientos de esta galaxia consiste en visualizar sus principales regiones HII, para lo cual necesitaremos mayores aumentos. En mi caso, con el Dobson de 30 cm y el Hyperion de 13 mm pude encuadrar la galaxia entera en el campo y observar sin problema dos pequeñas manchas redondeadas, Hubble X y Hubble V, dos de las mencionadas regiones HII. Para distinguirlas era necesario usar visión indirecta y conocer su ubicación, pero no resultó excesivamente complicado, teniendo en cuenta que son regiones HII de otra galaxia distinta a la nuestra, algo que no vemos todos los días. Hubble III, la nebulosa del Anillo, también era visible a la izquierda de las anteriores, algo más débil y sólo tras una adecuada adaptación a la oscuridad. Muchas estrellas poblaban el campo, algunas de ellas casi imperceptibles, apareciendo sobre la débil neblina que conformaba a NGC 6822. Posteriormente a la observación leí que hasta 100 de las estrellas propias de NGC 6822 tienen una magnitud de entre 13.5 y 16, por lo que, aunque sería imposible decir cuáles, estoy seguro de que varios de esos diminutos puntos son en realidad enormes estrellas de esa “cercana” galaxia. Me atrevería a decir que esta galaxia es la más lejana en la cual podemos apreciar estrellas individuales, un dato más que tendría que bastar para que cada verano la disfrutemos con nuestros telescopios.

NGC 6822

No podemos observar NGC 6822 sin pasarnos por la vecina NGC 6818, a tan sólo 40 minutos de arco de distancia. En este caso volvemos “a casa”, a los dominios de la Vía Láctea, ya que NGC 6818 es una nebulosa planetaria que se encuentra a unos 6000 años luz de distancia. Su estrella central (que, en realidad, es un sistema binario), de magnitud 17, permanece invisible a nuestros instrumentos, pero su envoltura en expansión es bien asequible y fácil de encontrar a partir de la galaxia. Mide aproximadamente un año luz de diámetro y la nebulosa se formó hace unos 9000 años, edad respetable para una planetaria. La composición de la estrella central, a juzgar por su espectro, tiene bastantes similitudes con nuestro sol, siendo su radio casi la mitad del de nuestra estrella, si bien tiene grandes cantidades de carbono y nitrógeno. Si observamos fotografías de larga exposición realizadas con grandes telescopios observaremos dos capas bien diferenciadas, siendo la externa prácticamente esférica y la interna más bien ovalada. Cada una representa un momento distinto en la evolución de la estrella, y ambas están expandiéndose a grandes velocidades de Little gemhasta 30 metros por segundo. De hecho, es su dinámica la que hace a NGC 6818 peculiar, ya que comparte muchos rasgos con las estrellas Wolf-Rayet, desde su espectro hasta los fuertes vientos que genera su estrella y que otorgan a la nebulosa ciertas irregularidades en su estructura.

NGC 6818, con una magnitud de 9.3, es visible con prismáticos como una débil estrella, y comparte campo con NGC 6822 si la observamos al telescopio con un ocular de bajo aumento. Sin embargo, para poder atisbar algún detalle tendremos que usar mayores aumentos. En mi caso, a 214 aumentos encontré una buena relación entre definición y brillo, ya que algunas rachas de viento hacían difícil usar mayor ampliación. No obstante, la imagen obtenida fue enormemente sugerente. De entrada llamaba la atención su color azul claro, una pequeña esfera celeste de menos de un minuto de arco de diámetro, flotando en un campo relativamente pobre de estrellas. La estrella central, por supuesto, permanecía escondida en el centro de la nebulosa, pero otro elemento saltó a la vista cuando se me adaptó la vista completamente. Intermitentemente al principio, más constante a medida que pasaban los minutos, apareció ante mis ojos el anillo interno característico de esta planetaria, un pequeño óvalo alargado que destacaba muy levemente frente al resto de la nebulosa, especialmente con visión lateral y cuando la atmósfera, en un acto de generosidad, permitía que la imagen se estabilizara durante varios segundos.

NGC 6818

3 Respuestas a “Rarezas en Sagitario (NGC 6822 y NGC 6818)

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