Puede que hayamos leído en los medios que se avecina una de las grandes lluvias de meteoros, que podemos disfrutar de uno de los mayores espectáculos del cielo, pero… ¿qué hay de verdad en todo eso? Antes de hablar sobre las Gemínidas, que es el nombre de la lluvia en la que estamos inmersos, vamos a dar unos apuntes de cultura general acerca de este curioso fenómeno:
-El término meteorito hace referencia a la partícula que cae a tierra. Si no cae se denomina meteoro, de manera que la gran mayoría de estrellas fugaces que observamos son en realidad meteoros, ya que suelen desintegrarse cuando entran en contacto con la atmósfera.
-¿Cómo es posible que las lluvias ocurran cada año en la misma época? Para llegar a la respuesta tenemos que conocer el origen de estos fenómenos. Imagina el viaje de un cometa, que parte desde lugares alejados del sistema solar y se va adentrando hacia nuestra estrella, girando a su alrededor y volviendo a alejarse. En su camino, el cometa va dejando una estela de gas y polvo tras de sí, manteniéndose muchas de sus partículas flotando en el espacio, marcando, como migas de pan, la ruta que ha seguido el cuerpo celeste. Nuestro planeta gira alrededor del sol, completando una órbita en un año, y precisamente por eso atraviesa esa «nube de polvo» que flota a la deriva, de manera que esas diminutas partículas son «golpeadas» por la Tierra, como ocurre con el cristal de un coche y los mosquitos de la carretera. Nuestro planeta atraviesa esta nube cada año en la misma época, y por eso podemos disfrutar del mismo espectáculo en épocas determinadas.
-La mayor parte de los meteoros tienen un tamaño comparable al de pequeños granos de arena que, al entrar en contacto con la atmósfera, ionizan el aire alcanzando enormes temperaturas y producen esas llamativas estelas que surcan el cielo. De vez en cuando su tamaño es algo mayor, dando lugar a lo que conocemos como bólidos, enormes meteoritos que producen espectaculares estelas capaces de deslumbrar con explosiones y llamaradas en su recorrido.

Crédito: Miguel Gil
Las Gemínidas
Es el nombre que recibe una de las principales lluvias de meteoros y que tiene lugar durante la mitad de diciembre, comenzando a notarse su actividad desde el 7 hasta el 17 de diciembre. Llega a alcanzar tasas de hasta 120 meteoros por hora, siendo por tanto una de las más prolíficas que podemos ver, y su cantidad ha ido en aumento en el último siglo, registrándose en 1900 tan sólo unos 15-20 meteoros por hora. Su nombre hace referencia al radiante, el lugar del que parecen provenir los meteoros, que en este caso se sitúa muy cerca de Cástor (alfa geminorum), la brillante estrella de Géminis.
Sin embargo, uno de los datos más interesantes de esta lluvia no radica en su frecuencia sino en su origen, ya que es una de las pocas lluvias de meteoros que procede de un asteroide, algo inusual, ya que un asteroide no es más que un «trozo de roca», un cuerpo sólido que no se evapora con el sol ni forma colas de polvo a su paso. Este asteroide se denomina Phaeton 3200 y mide unos 5 km de diámetro, completando su órbita periódicamente cada 1.3 años. El hecho de que produzca una lluvia de meteoros a su paso parece deberse a una colisión con otro asteroide (se ha señalado a Palas como posible contendiente), lo cual explicaría también su extraña órbita que lo acerca anormalmente al Sol, llegando a alcanzar los 700ºC. Esta colisión pudo haber desprendido una gran cantidad de material que, debido al rápido movimiento del asteroide, fuera quedando rezagado formando una peculiar cola cometaria.
El máximo de las Gemínidas tiene lugar el 13 de diciembre, de manera que no se nos presenta un panorama excesivamente favorable este 2016, ya que la luna nos mostrará su mejor cara, iluminando el cielo y ocultando a la vista los meteoros relativamente débiles. Sin embargo, nuestra baza es que las Gemínidas se caracterizan por presentar meteoros especialmente brillantes, destacando la presencia de bólidos con una frecuencia superior a otras lluvias. Gracias a este detalle podremos intentar disfrutar de ellas incluso desde el centro de las ciudades. El 11 de diciembre, sin ir más lejos, la zona sur de España pudo disfrutar de dos enormes bólidos que atravesaron el firmamento. El mayor de ellos tuvo lugar a las 22:25 (hora local), estimándose su velocidad en unos 72.000 km por hora, apareciendo en el cielo como una inmensa bola de fuego que emitió varios destellos antes de desaparecer. Hay quien afirma que el bólido produjo sonido y vibraciones como si de un pequeño terremoto se tratase. Sea como sea, es uno de los fenómenos más espectaculares que podemos observar a simple vista. En este enlace podemos ver un impresionante vídeo sobre el evento del 11 de diciembre, registrado en el Observatorio de Calar Alto.
Aprovechemos que esta noche las nubes no habrán hecho acto de presencia aún y salgamos a nuestras terrazas a mirar el cielo. ¿Nos sorprenderá alguna Gemínida?
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