Venus, la estrella de la tarde

En primer lugar queremos desearos unas felices fiestas y buena entrada del año y, para inaugurar el 2017 vamos a hablar de un objeto del que cualquiera puede disfrutar y que todos, sin falta, hemos contemplado estos días al atardecer. Nos referimos, por supuesto, a Venus, el lucero del alba o la estrella de la tarde. En términos generales, es uno de los cuatro planetas rocosos de nuestro sistema solar, ocupando el segundo puesto en cuanto a cercanía al Sol. Es el planeta más caluroso que conocemos, a pesar de que Mercurio esté más cerca aún del astro rey, y el motivo no es otro que su atmósfera, que alcanza una densidad 92 veces mayor que la de la tierra y es rica en dióxido de carbono (un 96% de su composición, para ser más exactos), lo cual deriva en un intenso efecto invernadero que retiene el calor de los rayos solares. De esta manera, la temperatura en Venus puede llegar a los 460 grados centígrados, mayor que la temperatura que podemos obtener en nuestros hornos convencionales: no parece un lugar muy ameno para vivir, y aún lo es menos si tenemos en cuenta la presencia de nubes de ácido sulfúrico, amén del activo vulcanismo que erosiona su superficie. No obstante, algunos proyectos recientes han sugerido la posibilidad de instaurar una base de investigación en el planeta, no en su superficie sino en la atmósfera, de manera que podría construirse una estructura “flotante” en una zona menos mortífera. De hecho, a unos 50 km de altura las condiciones de temperatura y presión son muy similares a las de nuestro planeta, por lo que la existencia de ciudades flotantes no sería algo tan descabellado (tendríamos que hacer frente, eso sí, a las nubes de ácido sulfúrico que se sitúan en esa franja atmosférica).

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La densa atmósfera de Venus (crédito: NASA)

Venus es un planeta extremadamente lento en su rotación, de manera que tarda 243 días en dar una vuelta sobre su propio eje, girando además en dirección contraria al resto de los planetas del Sistema Solar. Sin embargo, su año dura 224 días terrestres, así que podemos decir que su día es mayor que su año. Con un diámetro de unos 12.000 km, Venus es considerado un gemelo de la Tierra, y sus condiciones fueron, una vez, similares, pudiendo albergar agua líquida en su superficie, y quien sabe si alguna forma primitiva de vida. Especulaciones sobre la vida en Venus se han gestado desde finales del siglo XIX, afirmando Svante Arrhenius, químico sueco, que Venus era un planeta verde y húmedo, con una vida similar a la del período Carbonífero terrestre, poblado por anfibios y los primeros reptiles. Por supuesto, hoy sabemos que dicha afirmación no se acerca a la realidad, si bien cuando el sistema solar era joven las condiciones en Venus eran más favorables, gracias, en parte, a que el sol desprendía menos calor (un 40% menos que actualmente). Tampoco se puede descartar que no haya pequeños microorganismos habitando su atmósfera, lo cual explicaría a presencia de algunos gases ricos en azufre que, según nuestros conocimientos, no deberían formarse de manera inorgánica. Sea como sea, todo lo que podemos hacer sobre el tema es especular y soñar con otras formas de vida, la respuesta nos llegará cuando el hombre vuelva a salir al espacio.

El movimiento de Venus siempre ha llamado la atención del ser humano, ya que se caracteriza por asomar consecutivamente a ambos lados del Sol, alejándose un poco de él para lugar volver como si estuviera anclado a él, como si oscilara en forma de péndulo. Esto se debe a su órbita más interna que la nuestra, algo sencillo de comprender si imaginamos su situación con respecto a nuestro planeta, como podemos ver en la siguiente imagen.

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En la imagen queda patente uno de los mayores atractivos del planeta, y es que, según su posición con respecto al Sol, nos muestra distintas fases, de la misma manera que nuestra luna. Así, cuando Venus se encuentra al otro lado del Sol nos muestra su cara completa, y mientras se va acercando su fase va disminuyendo. Así, a medida que aumenta su diámetro aparente la superficie iluminada del planeta es menor, apareciendo como una bella y delicada luna menguante, hasta que desaparece de nuestra vista deslumbrado por el sol para reaparecer, al cabo de varios días, por el otro lado.

A día de hoy, 1 de enero de 2017, Venus tiene un diámetro de 21.8 segundos de arco y su superficie iluminada es de un 56%. Es un momento interesante para observarlo porque podremos apreciar, gradualmente, cómo va menguando poco a poco, si bien el tamaño del disco será mayor. Lo observé con el Dobson de 30 cm el 28 de diciembre, siendo aparente su forma a bajo aumento, apareciendo como una luna gibosa extremadamente brillante. Lo mejor de este planeta es que puede verse antes de que anochezca, evitando con ello un deslumbramiento seguro. Decidí usar 300 aumentos para intentar distinguir algún detalle más. La superficie del planeta, como hemos comentado, está cubierta de nubes, pero a veces se pueden apreciar distintos matices si la atmósfera acompaña. En mi caso me llamó la atención la claridad de la periferia que, gradualmente, iba oscureciéndose a medida que se acercaba al núcleo. Una especie de sombra rompía la homogeneidad de su superficie, con una orientación vertical, que en un primer momento confundí con un artefacto visual. Sin embargo, posteriormente pude comprobar, comparando con observaciones de otros aficionados, que la sombra era una región más oscura de su atmósfera, destacando por sus bordes rígidos. En dos meses nos ofrecerá la silueta de una bella sonrisa, la misma que Galileo descubrió con su telescopio en el siglo XVII, la misma que desafiaba a la teoría geocéntrica, y todo eso podemos apreciarlo con el más simple de los telescopios desde nuestras casas. De hecho, en los momentos de fase más extrema es posible distinguir su silueta a simple vista, cuando el planeta presenta un diámetro de unos 60 segundos de arco. Necesitaremos para ello una estabilidad atmosférica excepcional, además de vista extremadamente aguda, pero nada nos impedirá intentarlo cuando llegue la primavera.

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3 Respuestas a “Venus, la estrella de la tarde

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