La constelación de Leo, rica en galaxias, es un lugar que puede pasar desapercibido al lado de otras constelaciones como Virgo o Coma Berenices Sin embargo, tiene sorpresas escondidas en cualquiera de sus rincones. Pequeños grupos de galaxias pueblan una zona comprendida entre 30 y 70 millones de años de distancia, y en su conjunto forman una gran familia conocida como Leo II, situada al lado del Cúmulo de Virgo. Hoy veremos uno de estos pequeños grupos en cuyo dentro destacan dos galaxias, NGC 3607 y NGC 3608. La primera de ellas da nombre al grupo, que está compuesto por unas 14 galaxias y se encuentran en el centro de la constelación.
NGC 3607 es una lenticular gigante, una familia de estrellas que desprenden una importante cantidad de rayos X calientes, tanto en el interior de la galaxia como en el espacio intergaláctico que la separa de sus compañeras. En su región central reside un agujero negro supermasivo con una masa estimada en 100 millones de masas solares. Presenta un disco de unos 15 segundos de diámetro con un anillo de polvo a su alrededor, similar al que rodea a M104, con la particularidad de que rota en sentido opuesto al del resto de la galaxia. Esta característica la comparte con NGC 6308, una elíptica de baja luminosidad cuyos 10 segundos de arco más internos (el equivalente a 4000 años luz de radio) giran también en sentido contrario al resto. Rota lentamente, a unos 15 km/s, lo cual es más típico de las elípticas gigantes.
Una posible explicación para la existencia de estos núcleos independientes es la fusión con pequeñas galaxias elípticas, cuyos núcleos son lo suficientemente densos como para sobrevivir parcialmente a este proceso y mantener su velocidad de rotación, aunque esta teoría parece poco probable en el caso de estas galaxias. Otra posibilidad hace referencia a la presencia de brotes de formación estelar, como ocurre en NGC 1023, que alterarían la dinámica interna. En este tipo de galaxias la edad de las estrellas centrales es mucho menor que las del resto del disco, pero en NGC 3607 y NGC 3608 no se cumple esta premisa, con lo cual no permiten despejar esta incertidumbre. Esta última hipótesis podría ser cierta, sin embargo, si las galaxias fueran elípticas, por lo que se ha sugerido que NGC 3607 podría ser realmente una elíptica que ha arrastrado hacia sí parte de las estrellas de NGC 3608, adoptando el aspecto de una lenticular clásica. Se necesitarán nuevos estudios más precisos para conocer el origen de estos núcleos que viajan a contracorriente.
Con una magnitud de 10.8 y un tamaño aparente de 4.9×2.5’, NGC 3607 es fácilmente visible como una bonita esfera ligeramente alargada, con un centro brillante que destaca incluso con visión directa. NGC 3608, muy cerca, forma la pareja perfecta de su compañera. Redondeada y algo más débil, también muestra un núcleo más brillante, aunque sus bordes se difuminan antes y se pierden en la oscuridad del cielo. Una tercera galaxia completa este retrato familiar: NGC 3605 es una pequeña elíptica que parece refugiarse en el regazo de NGC 3607. Es la más débil de las tres, aunque con el Dobson de 30 cm se aprecia sin ninguna dificultad a bajo aumento. Podría parecer una más de este grupo pero, según parece, se encuentra ahí por efecto de perspectiva, situándose a una distancia bastante mayor.
Pingback: Ahondando en el grupo Leo II | Turismo Astronómico
Pingback: Ahondando en el grupo Leo II – Horizonte de Sucesos