El universo, como ya sabemos, está formado por multitud de galaxias que se agrupan de forma jerarquizada, siendo los grupos galácticos un primer eslabón en la escala. Conocemos numerosos grupos en nuestro entorno, como el de M81, el del Escultor o el de Maffei. A mayores distancias conocemos los cúmulos principales, como el de Virgo, pero el número de grupos conocidos es bastante escaso entre los aficionados, ya que son, por lo general, bastante débiles y carecen, relativamente, de interés. Hoy vamos a visitar uno de estos pequeños grupos galácticos situado en Cáncer, una constelación que tiene, como estamos apreciando, un buen número de objetos para ver.

Crédito: SDSS
El catálogo WBL de cúmulos galácticos pobres reúne 732 grupos de galaxias que cuentan con 3 o más miembros, los cuales deben compartir un similar desplazamiento al rojo. El que nos ocupa hoy recibe el nombre de WBL 202, situado a apenas 6 grados de M44, el Pesebre. Se encuentra a la considerable distancia de 195 millones de años luz de nosotros, lo cual nos pone en preaviso de que no será uno de los más luminosos (el cúmulo de Virgo, en comparación, se sitúa a unos 60 millones de años luz y tiene una población 400 veces mayor). Es un grupo cuyo centro lo ocupa NGC 2749, una galaxia elíptica que brilla con una magnitud de 12.8. Es clasificada como una galaxia de núcleo activo de baja luminosidad (low-luminosity active galactic nuclei), en cuyo centro reside un agujero negro supermasivo que, aparentemente, presenta una baja actividad, como ocurre en nuestra propia Vía Láctea. El resto de los integrantes de esta familia son NGC 2745, NGC 2747, NGC 2751 y NGC 2752. Tres de ellas podemos encuadrarlas en el mismo campo del ocular, formando un triángulo que necesita cielos oscuros para poder ser disfrutado. NGC 2749 fue descubierta en 1862 por Heinrich Louis D’arrest, un astrónomo alemán, mientras que el resto permaneció en el anonimato hasta que Albert Marth las descubrió con su telescopio de 1 metro de diámetro. Su considerable apertura debe hacer que nos sintamos satisfechos si conseguimos cazar alguna de estas galaxias.
Al ocular, incluso a bajo aumento, no es difícil apreciar la principal componente. NGC 2749 brilla con un núcleo intenso y puntiforme, rodeada de un halo más débil y circular que se pierde poco a poco. Con visión periférica sus bordes parecen algo más extensos, aunque apenas supera el minuto de arco. Las otras dos galaxias visibles son bastante más débiles, rondando la magnitud 14. NGC 2751 es una galaxia espiral que se nos ofrece algo inclinada, con un brillo superficial muy bajo. Si tenemos la vista adaptada a la oscuridad podremos verla como una débil nubecilla sin forma definida, que desaparece rápidamente en cuanto fijamos la mirada. Más interesante es NGC 2752. A pesar de ser también extremadamente débil, en los momentos en que se deja ver recorta su silueta alargada sobre el cielo oscuro. Es una galaxia espiral que nos muestra su perfil, constituyendo un bonito contraste con su hermana mayor, NGC 2749. En varios miles de millones de años, probablemente, no quedará ninguna de ellas para que podamos disfrutarlas. En lugar de eso todas se habrán unido en una gran galaxia elíptica, si no han contactado antes con otro grupo de galaxias, en esta eterna y movida novela cósmica. De entrada, WBL 202 permanece ajena a las grandes aglomeraciones del universo a medio alcance, disfrutando de una aparente calma en una isla desierta.
Por cierto, junto a NGC 2752 podemos encontrar una bonita estrella doble con sus componentes muy cercanas entre sí, lo suficientemente brillantes como para ser accesibles a la mayoría de telescopios. Sin duda, un merecido añadido a este paisaje galáctico.
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