Paul Hickson, astrónomo canadiense con múltiples publicaciones, dio a luz, en 1982, a un catálogo de grupos compactos de galaxias, familias de más de cuatro miembros que se encontraban excepcionalmente cercanas entre sí. Su idea era elaborar un catálogo con el que estudiar el desplazamiento al rojo y las interacciones entre galaxias, pero a la par se convirtió en un desafío para el astrónomo aficionado, un catálogo más con el que poner a prueba nuestros instrumentos. De esta manera, el catálogo Hickson contiene 100 grupos galácticos dispuestos por todo el firmamento. El más famoso es, probablemente, el Quinteto de Stephan (Hickson 92), pero hay otros muchos al alcance de telescopios de apertura media.
Hoy vamos a ver uno de estos fascinantes grupos. Se llama Hickson 40 y se encuentra en la constelación de Hydra, esa larga agrupación de estrellas cuyos extremos cuesta delimitar y que los griegos relacionaron con el gran monstruo marino. Su situación meridional será uno de los principales impedimentos que encontraremos a la hora de observarlo. También se conoce como Arp 321 y VV 116. Hickson 40 es uno de los grupos más compactos del catálogo, y ninguna de sus galaxias pertenece a los catálogos convencionales (Messier, NGC, IC…), lo cual nos debe poner en preaviso de lo que buscamos. Son siete componentes los que forman esta familia, aunque el grupo compacto como tal muestra a cinco de ellas, con al menos tres de ellas en interacción, aunque probablemente todas tengan influencia sobre el resto. Los miembros, junto con sus magnitudes, son los siguientes:
-HCK 40a: MCG 01-25-009, magnitud 12.8 (elíptica).
-HCK 40b: MCG 01-25-010, magnitud 14 (lenticular).
-HCK 40c: MCG 01-25-008, magnitud 14.9 (espiral).
-HCK 40d: MCG 01-25-012, magnitud 14.2 (espiral).
-HCK 40e: MCG 01-25-011, magnitud 17.3 (espiral).
Como podemos ver, cuatro de ellas son visibles con telescopios de moderada apertura si las condiciones son adecuadas. Hickson 40 se encuentra a la no desdeñable distancia de 300 millones de años luz, de manera que podemos sentirnos afortunados de captar sus fotones. La más brillante es Hickson 40a, esa imponente elíptica que parece ocupar el centro de masas. Es la primera que pude apreciar al telescopio, como una pequeña mancha de un minuto de arco de diámetro. Casi inmediatamente entró en escena su compañera Hickson 40d, mostrando un perfil alargado, como corresponde a las espirales vistas de canto. Curiosamente Hickson 40b, que presenta una magnitud ligeramente superior, me resultó más difícil de captar, lo cual se puede explicar porque posee un menor brillo superficial. Con las tres principales galaxias vistas, me esforcé en esta última, al lado de la cual se disponen las dos galaxias restantes. Por supuesto, no contaba con ver Hickson 40e, su magnitud se escapa con creces al límite alcanzable de mi Dobson de 30 cm. No llegué a apreciar la forma definida de Hickson 40c, sino que por momentos aparecía ante mis ojos una fina y delicada nubecilla, probablemente el resultado de la suma de esas dos pequeñas galaxias, cuyos fotones estimulaban casi imperceptiblemente mi retina. Exhausto por forzar la vista con algo tan débil y pequeño, me aparté del telescopio y contemplé arriba la inmensidad del cielo. La primavera iba ganando terreno a pasos agigantados, con Júpiter, Spica y Arturo convirtiéndose en los indiscutibles protagonistas.