Hoy le toca el turno a otra galaxia que proporcionará una agradable sorpresa al observador que se atreva a buscarla. Se trata de NGC 4088, una galaxia espiral que está interaccionando con NGC 4085, ambas visibles en el mismo campo del ocular. Conocida como Arp 18, NGC 4088 fue descubierta por William Herschel en 1788, mientras que su compañera no formó parte del catálogo hasta el año siguiente.
Ambas galaxias se encuentran a unso 51 millones de años luz de distancia, formando parte del grupo de M109, del que ya conocemos a algunos de sus componentes (M109, NGC 3718…). De hecho, forman parte del extremo del grupo más cercano a nosotros. Lo más llamativo de NGC 4088 es, sin duda, su morfología tan peculiar, que no son más que cicatrices de interacciones con otras galaxias (principalmente con NGC 4085, aunque no se descartan encontronazos con otras más lejanas en épocas más remotas). Los indiscutibles protagonistas, como podemos apreciar en la fotografía anterior, son sus dos brazos espirales, que se encuentran formando un ángulo demasiado forzado: No es difícil hacerse una idea de la fuerza a la que deben haberse visto sometidos. Además, destacan también un sinnúmero de cúmulos de jóvenes estrellas recién formadas, esas condensaciones azuladas que se pueden distinguir en sus brazos. El núcleo no ha sufrido tanto las fuerzas de marea generadas por las interacciones, por lo que presume de una textura más homogénea y el color amarillento de las estrellas de edad más avanzada.
Con una magnitud de 11.1, no es difícil encontrar NGC 4088 a bajo aumento, muy cerca de la mencionada M109. Con una longitud de 5.7 minutos de arco, presenta una forma alargada con su centro más brillante, en forma de barra, y no será difícil sorprendernos cuando distingamos sus brazos, que se extienden formando un ángulo que no es el habitual, ambos en direcciones opuestas. Esta característica la pude ver desde el primer instante con mi Dobson de 30 cm, y sospecho que debe ser visible también con telescopios de menor apertura bajo cielos oscuros. NGC 4085, algo más tímida, se deja ver sin ningún problema como una mancha de menor extensión, llamando la atención su perfil tan fino, como corresponde a una galaxia espiral vista de canto. Ambos universos forman una pareja realmente impresionante que, probablemente, no reciben toda la atención que se merecen.
Pero aún hay más. Una de las veces que estaba observando estas galaxias moví sin querer el tubo, y mientras las buscaba nuevamente fui a dar con otra galaxia brillante y con cierta personalidad. La busqué en el atlas, confirmando que se trataba de NGC 4157, curiosamente otra de las componentes del grupo de M109. Es otra galaxia espiral que nos ofrece su perfil, con una leve inclinación que permite distinguir algunos detalles de su núcleo, al menos en fotografías de larga exposición. Presenta también un importante número de regiones HII, así como abundante polvo oscuro que atenúa la luz de sus regiones más centrales. Tres supernovas se han registrado en esta galaxia, ocurridas en 1937, 1955 y 2003.
Visualmente debo decir que esta galaxia me recordó enormemente a NGC 1055, en Cetus, sobre todo por la compañía de dos brillantes estrellas con las que forma un atractivo triángulo. NGC 4157 es un conspicuo trazo nebuloso en el cielo, algo más extenso que las anteriores galaxias, cuyo centro destaca como una barra brillante. Sus extremos se van agudizando poco a poco hasta desaparecer por completo. Cabría destacar, sin embargo, que la mitad superior de la galaxia, la que incluye al núcleo, se encuentra más iluminada que la inferior, que corresponde con los brazos más cercanos a nosotros, un efecto que no es difícil de apreciar con nuestros propios ojos. Sin duda, un objeto para rematar una visita a estos recónditos y exóticos lugares de la Osa Mayor.