Al observar el cielo de primavera podemos llegar a sentirnos verdaderos exploradores del infinito, buscadores de galaxias lejanas, sintiendo el impulso de encontrar y registrar la mayor parte de ellas. El cúmulo de Virgo es uno de los principales candidatos en el cual perdernos y pasar horas y horas navegando entre sus muchos universos. Ya hemos visto en el blog un buen número de objetos Messier y de otros catálolgos en esta gran familia de galaxias. La otra noche, observando desde un cielo bastante oscuro, abrí el atlas por la zona del cúmulo y eché un rápido vistazo, buscando qué zonas densas me quedaban aún por explorar. Vi un grupito de galaxias cercano a M49, en la zona más meridional, que se agolpaban en un pequeño espacio, y decidí echarles una visita.
Esta agrupación de galaxias, situadas en el subgrupo B del cúmulo, forma una bonita aglomeración de considerable brillo, siendo sus principales componentes NGC 4273 y NGC 4281. A su alrededor, en una noche oscura podemos ver innumerables galaxias, aunque hoy vamos a ceñirnos a las que se engloban en unos 30 minutos de arco, el campo de visión que me da el Hyperion de 13 mm en mi Dobson de 30 cm. Vamos a empezar describiendo esta pareja de galaxias que dominan la vista. NGC 4273 es una interesante espiral barrada de magnitud 11.7, descubierta como la mayoría de ellas por Wiliam Herschel en 1786. En fotografías de larga exposición muestra unos brazos ensanchados y retorcidos, azulados, plagados por numerosas condensaciones, regiones donde se están formando estrellas de forma activa. Tiene unos 2 minutos de arco, apareciendo al telescopio como una mancha poco definida aunque brillante, ligeramente alargada y de bordes difusos. NGC 4281 resalta a su lado con un brillo ligeramente mayor, alcanzando la magnitud 11.1. Es una espectacular galaxia espiral que se nos muestra ligeramente inclinada. En la siguiente imagen obtenida con el Hubble podemos apreciarla en todo su esplendor. Misteriosas franjas de polvo rodean su núcleo, restos de un intenso crecimiento estelar no muy lejano en el tiempo, una imagen que podría recordarnos a un sistema solar en formación con el disco de polvo sobre el cual desfilan los planetas recién nacidos.
Muy cerca de NGC 4273 podemos atisbar NGC 4277, una pequeña espiral de magnitud 13.7 y apenas un minuto de arco de diámetro. Para verla es necesario usar la visión periférica, apareciendo simplemente como una pequeña y tímida mancha. Justo al otro lado se dispone otra galaxia, esta vez lenticular. Se trata de NGC 4268 y, con una magnitud de 13, está al alcance de telescopios de menor apertura. Nos alejamos ahora un poco hacia el norte para encontrar a NGC 4259. Es una espiral de magnitud 13, y su desplazamiento al rojo la sitúa fuera del cúmulo de Virgo, a la considerable distancia de 110 millones de años luz. Podemos imaginar que no resulta fácil calcular distancias en este mar de manchas diminutas y lejanas…
NGC 4270 es una lenticular más brillante, de magnitud 12 y 2 minutos de arco de longitud. Posee un halo irregular, con plumas en sus extremos que probablemente sean debidas a su interacción con una pequeña galaxia que hay al lado. Por último, y en mi opinión la más interesante, NGC 4266 es una galaxia espiral que nos muestra su perfil. Es de magnitud 14 y, por si eso fuera poco, se encuentra al lado de una estrella de magnitud 9.1, lo cual convierte su observación en todo un desafío. Con un poco de esfuerzo lograremos evadir el brillo de la estrella, y entonces veremos aparecer, momentáneamente, un surco fantasmal que se alarga un poco más allá del halo de la estrella. Su forma alargada y definida será una justa recompensa por el tiempo empleado. Puede que acabemos exhaustos tras observar este grupo de galaxias, pero la sensación de conocer un poco mejor este gran cielo hará que merezca la pena.
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