Este fin de semana he estado en el impresionante Complejo Astronómico de la Hita y no quería dejar pasarlo sin escribir unas breves palabras sobre la maravilla que están desarrollando en un lugar de la Mancha…
Tener un observatorio astronómico hoy en día puede no ser algo tan selecto como antiguamente, pero… haber construido cada edificio y cada telescopio con tus propias manos, eso es harina de otro costal. Y más aún si tenemos en cuenta que la precisión y los trabajos que se han realizado con sus telescopios están teniendo repercusión a nivel mundial, tanto en el seguimiento de NEOs como en el descubrimiento de impactos lunares, por no mencionar la inmensa tarea divulgativa que han comenzado a difundir. El sitio, en plena planicie manchega, transmite una perfecta sensación de aislamiento, lo que buscamos todos los aficionados, y su enclave en plena naturaleza lo hace aun más especial. El sábado 29 de mayo tuvimos el privilegio de entrar por las puertas del complejo y, poco a poco, ir abriendo la boca de asombro.
Cuenta con tres cúpulas que se aprecian desde lejos, como blancas puertas que indican el camino a las estrellas. En ellas encontramos, entre otros, un enorme telescopio de 77 cm de apertura, robotizado con unos sistemas que nada tienen que envidiar a cualquier observatorio que podamos encontrar en otro rincón del mundo. Fue una pena coincidir con unas tormentosas nubes que nos impidieron disfrutar de su gran Tedi+, aunque tengo que reconocer que quedé tan extasiado por lo que vi allí que la observación quedó relegada a un segundo plano. Un gran aula de divulgación con mil y un detalles, un proyector solar, monturas que parecen pies de gigantes, todo ello cortado, soldado y pulido por ellos mismos, como si trabajaran con papel y cartón. Leonor, Faustino y Fernando nos dieron una lección a todos los que asistimos, demostrándonos que nada es imposible, y que las cosas más difíciles sólo requieren lanzarse a la piscina sin ningún miedo. Por si esto fuera poco, sus ganas de enseñar y de compartir su fascinación por el universo añadieron un encanto más al tiempo que pasamos allí y que, por desgracia, voló más rápido que la luz.
Ninguna cosa que escriba sirve adecuadamente para hacerse una idea de lo que se cuece allí, lo mejor es ir uno mismo y disfrutar sobre la marcha: nos sentiremos nuevamente unos niños sorprendidos en un parque de atracciones que rezuma pura ciencia ficción. Este arcoiris nos dio la bienvenida a los pocos minutos de entrar, sugiriendo con sus dos estelas que en ese lugar la lógica iba a ser desafiada más veces de las que podíamos imaginar. Y no se equivocó…
Muchas gracias por esta experiencia.