La constelación de Boyero es famosa por Arturo, estrella que estas noches primaverales domina el cielo, aunque no es tan conocida por sus objetos de cielo profundo, exceptuando quizás el brillante M3. Hoy vamos a conocer a uno de los lejanos miembros de esta constelación, una pareja de galaxias cuya puesta en escena nos hará soltar una exclamación:

Crédito: Caelum Observatory
Se trata de NGC 5544 y NGC 5545, dos galaxias que se encuentran a unos 140 millones de años luz y, aunque débiles, pueden proporcionarnos unos momentos interesantes de observación. NGC 5544 es la más brillante de las dos, con una magnitud de 13, una espiral barrada que se nos presenta de frente, con unos brazos concéntricos y apagados que parecen evidenciar una falta de proliferación estelar. NGC 5545, de magnitud 15, es una espiral alargada que se encuentra por delante de su compañera, y cualquier fotografía de larga exposición la muestra plagada de condensaciones rosáceas y azuladas, regiones HII donde se están gestando estrellas. El desplazamiento al rojo sitúa a NGC 5545 mucho más lejos que NGC 5544, aunque ya sabemos que, cuando dos galaxias están interactuando, sus movimientos relativos pueden dar lugar a falsas estimaciones en la distancia.
Ambas se conocen tambien como Arp 199 y fueron descubiertas por William Herschel en 1783. Fue su hijo, sin embargo, el primero que sugirió que se trataba en realidad de dos objetos distintos. El descubridor de un objeto nos dice mucho sobre la dificultad de su observación, y que el detalle final lo encontrara John Herschel nos pone en preaviso de que estamos ante un objeto débil que necesitará de cielos oscuros y aperturas moderadas. Se encuentran muy cerca de NGC 5529, otra espiral vista de canto que merece la pena observar, será sin duda una de nuestras protagonistas en otra entrada futura. Lo primero que veremos de Arp 199 será su componente más brillante, la espiral NGC 5544, que aparece sin dificultad como una mancha ligeramente elongada, alcanzando apenas un minuto de arco de diámetro. Si tenemos paciencia y disfrutamos de un cielo oscuro podremos ver, difícilmente al principio, la esquiva NGC 5545. A pesar de tener una magnitud 15, se deja ver si conocemos previamente su existencia, sólo tenemos que mirar con atención con visión periférica y esperar esos momentos preciados en los que la atmósfera nos regala su estabilidad. Entonces podremos ver la débil galaxia como una tenue mancha alargada que conecta directamente con NGC 5544 como si fuera una protuberancia que sale de ella. Con mayor apertura podríamos atisbar su estructura espiral, pero de momento nos conformaremos con ver esas dos tímidas nubes.
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