Debo confesar que cuando vi el telescopio que traía mi amigo Leo no pude evitar soltar una carcajada: no me podía imaginar que sería capaz de mantenerme entretenido durante horas y horas. Estoy hablando del Astro Fi 5 de la marca Celestron, un telescopio portátil de 125 mm de apertura y una focal de 1250 mm: sin embargo, es un Schmidt-Cassegrain, por lo que la longitud de su tubo es de apenas 24 cm, casi lo mismo que un folio de papel…
No obstante, me guardé mis prejuicios mientras introducíamos en su mando Goto «M81» y el telescopio, con un leve sonido, se desplazada a través del cielo buscando su objetivo. Entonces me asomé y no pude más que proferir un «¡Anda ya!». Me alejé del ocular para volver a mirar el tubo, intentando comprender cómo algo tan pequeño podía dar una imagen tan conseguida de M81 y M82, las dos conocidas galaxias de las que ya hemos hablado en esta entrada.
Con el ocular Televeue Panoptic de 24 mm el campo era bastante amplio y las estrellas, perfectamente puntuales, poblaban todo el campo. A esos 52 aumentos las dos galaxias entraban perfectamente de manera simultánea y se podían apreciar con visión directa sin mayor problema. M81 desplegaba una bonita forma ovalada en cuyo centro destacaba un núcleo estelar y brillante. La zona interna, el bulbo, resplandecía más que la periferia, que se extendía a ambos lados en un intento de parecerse a M31 cuando la observamos a través de un par de prismáticos (salvando las distancias, claro). M82 aparece algo más débil pero fácilmente visible como un trazo alargado y fantasma de brillo homogéneo. Un vistazo más atento, así como varios minutos de adaptación a la oscuridad, permiten apreciar, incluso a tan bajo aumento, la débil línea oscura que atraviesa su región central y que es un reflejo del inmenso brote estelar que ha tenido lugar recientemente en esta galaxia. Terminé la observación de esta pareja de objetos con una sonrisa en la cara, y no pude evitar seguir usando esta «pequeña» herramienta que mostraba cosas tan lejanas y débiles.