Seguimos recorriendo el polo norte celeste, esta vez de la mano de uno de los cúmulos abiertos más antiguos conocidos: NGC 188.
También conocido como Caldwell 1, es una agrupación de 120 estrellas que se encuentra 5.700 años luz de nosotros. Está situado por encima del disco galáctico, uno de los principales motivos por los que no se ha disgregado con el paso del tiempo, algo habitual en la mayoría de cúmulos. En el lugar donde se encuentra, NGC 188 está a salvo de los vientos estelares y supernovas que predominan en el disco de nuestra galaxia. Su edad ha sido motivo de debate desde que, en 1962, se estimara entre 14 y 16 mil millones de años, la edad atribuida al propio universo. Poco a poco, dicha estimación fue reduciéndose hasta que, en un estudio de 2009, se limitara a poco más de 6.000 millones de años, edad que sigue siendo especialmente alta para un cúmulo abierto. Entre sus estrellas se han encontrado hasta 21 rezagadas azules (blue stragglers en inglés), estrellas de gran brillo cuyo origen parece deberse a la interacción entre dos estrellas. El mecanismo por el que una estrella normal se vuelve, de repente, más brillante y azulada, parece ser la transferencia de materia de una estrella a otra, por lo que no resulta extraño que muchos de estos cuerpos formen parte de sistemas binarios.
La magnitud de este objeto es de 8.1, pero no debemos confiarnos: se ve muy afectado por la contaminación lumínica al tener un brillo superficial relativamente bajo. Tiene un tamaño de 14 minutos de arco, por lo que, si las condiciones son buenas, podrá incluso intuirse con un par de pequeños prismáticos. Con mi Dobson de 305 mm comencé a observarlo a bajo aumento, apareciendo en el ocular unas cuarenta estrellas débiles, de magnitud superior a 12, que se disponían en un área de unos 10 minutos de arco. Una especie de neblina, en el fondo, indicaba la presencia de más pequeñas estrellas escondidas en la lejanía, algo que pude comprobar cuando usé mayores aumentos y varias decenas de astros se añadieron a los anteriores.
los brazos que constituyen nuestra galaxia al ser observados desde la tierra pueden atravesar varias constelaciones? porque cuando se menciona una estrella en nuestra galaxia casi nunca se menciona el brazo galáctico al cual pertenece . gracias y felicitaciones por el blog , muy interesante
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Hola Gedeon, buena pregunta. Todas las estrellas que vemos a simple vista y, por tanto, las que forman las constelaciones, son vecinas nuestras y pertenecen a nuestro mismo brazo, que se conoce como Rama de Orión (no es un brazo como tal sino un filamento que une los dos brazos principales). Los brazos están más lejos, a unos 5.000 años luz, por lo que no vemos sus estrellas individualmente y aparecen en el cielo como una franja blanquecina que llamamos Vía Láctea. En su camino por el firmamento lo recorre de un horizonte a otro, así que, aparentemente, pasa a través de muchas constelaciones. En verano en el hemisferio norte (invierno en el sur) tenemos en frente el Brazo de Sagitario, mientras que el Brazo de Perseo recorre las constelaciones otoñales de Casiopea, Perseo, Andrómeda… Con prismáticos y telescopios sí podemos ver directamente estrellas y objetos celestes que pertenecen a esos brazos concretos. Espero haber resuelto tu duda, ¡un saludo!
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gracias Miguel Ángel por tu respuesta , he resuelto la duda , quiere decir entonces que el efecto de apantallamiento provocado por miles de estrellas cercanas , además de nuestra limitación natural nos impide ver más .
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Efectivamente, si no fuera por esas estrellas y el gas que se interpone nos deslumbrarían los brazos de nuestra galaxia.
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Miguel, yo quisiera saber si existen estrellas inter brazos galácticos por decirlo de alguna forma . gracias por el aporte a la divulgación científica .
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Hola Anibal, por supuesto que sí. En los brazos hay mayor densidad de ellas, además de que cuentan con gran cantidad de gas y estrellas masivas recién formadas, y por eso destacan más. Pero entre los brazos también hay una cantidad importante de estrellas, generalmente menos masivas y de edad avanzada, pero numerosas también. ¡Un saludo!
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Somos privilegiados al no estar cerca ni de vientos estelares ni supernovas. por cierto leí por ahí que en una galaxia muy pequeña sería difícil la existencia de vida debido a la «cercanía» de estos eventos cataclísmicos .
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Pues sí, la verdad es que tenemos suerte. Además, muchas galaxias enanas son ricas en gas, con lo cual la actividad en ellas es mucho mayor (proliferación de estrellas, supernovas, vientnos…). ¡Un saludo!
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