Geografía galáctica (Abell 1060, el Cúmulo de Hidra)

Hoy vamos a provechar para hablar sobre el entorno de nuestra galaxia a gran escala, indagando sobre los supercúmulos que nos rodean y sus movimientos relativos. El universo no es un conjunto de galaxias dispuestas de forma caótica: se ordenan formando una red, una estructura de filamentos en cuyos nodos se aglomeran numerosas galaxias formando cúmulos, cuya población puede abarcar desde decenas hasta miles de galaxias unidas gravitacionalmente. Nuestro Grupo Local rinde pleitesía al Cúmulo de Virgo, a 65 millones de años luz de distancia, y formamos parte, junto con otros grupos, del Supercúmulo de Virgo.

Supercúmulo de Virgo.jpg

Pues bien, el Supercúmulo de Virgo se une estructuralmente a otros supercúmulos para formar una estructura más grande aún, conocida desde hace unos pocos años como Laniakea. Laniakea es una agrupación que engloba hasta 500 cúmulos y grupos de galaxias (probablemente más) y que mide más de 500 millones de años luz en su eje mayor. Otros supercúmulos que forman parte de Laniakea son el de Centaurus-Hydra, Pavus-Indus y el Supercúmulo Meridional, que engloba algunos cúmulos ya estudiados como el interesante Cúmulo de Fórnax. El centro de masas de Laniake reside en el Cúmulo de Norma (Abell 3627), en una zona especialmente masiva que se conoce como el Gran Atractor. Como su nombre indica, nuestro Grupo Local, así como todos los cúmulos cercanos, se mueven en torno a esta zona de gran atracción gravitatoria. Pero en el universo siempre encontramos estructuras más grandes y lejanas, de manera que el Gran Atractor es atraído, paradójicamente, por el denominado Supercúmulo de Shapley, que se encuentra a 650 millones de años luz y supera en masa a todos los anteriores.

Resultado de imagen de shapley laniakea

Pues bien, tras esta dosis de geografía extragaláctica vamos a centrarnos en uno de los bloques que conforman Laniakea. Se trata del Supercúmulo de Hidra, una gran familia de galaxias que a menudo se han asociado con las del Supercúmulo de Centauro. Sin embargo, estudios recientes separan ambos supercúmulos como entidades bien diferenciadas entre sí. El Supercúmulo de Hidra mide unos 100 millones de años luz en su eje mayor y se encuentra presidido por Abell 1060, el cúmulo que nos ocupa hoy. Este cúmulo, conocido simplemente como el Cúmulo de Hidra, tiene un diámetro de unos 10 millones de años luz y cuenta con 157 galaxias brillantes, aunque un número mucho mayor de galaxias menores orbitan, con seguridad, a las anteriores. En el conjunto se ha detectado, así mismo, una importante cantidad de materia oscura, debido principalmente a que la materia visible, por sí sola, no es capaz de explicar los movimientos que se observan en sus galaxias.

El centro del Cúmulo de Hidra lo ocupan dos galaxias elípticas destacadas, NGC 3309 y NGC 3311, ambas descubiertas por William Herschel en 1835. Con una magnitud de 11.6, son fácilmente visibles con pequeños telescopios bajo cielos oscuros. NGC 3311 cuenta con el honor de ser una de las galaxias conocidas con mayor número de cúmulos globulares, superando incluso a M87: cuenta con 16.000 globulares orbitando a su alrededor. NGC 3312, cercana a ellas, es una espiral de considerable tamaño y brillante al telescopio: resulta espectacular si ampliamos la fotografía inicial sobre esta galaxia, pudiendo apreciar sus brazos irregulares y llenos de oscuro polvo con una periferia difusa, probablemente a raíz de interacciones intergalácticas. Estas tres galaxias superan los 150.000 años luz de diámetro, comparables, por tanto, a nuestra propia galaxia. Para ver más galaxias hay que buscar con ahínco, pero un buen número de ellas están al alcance de un telescopio de apertura media. PGC 31422, NGC 3307 y NGC 3308, en orden  reciente de brillo, se encuentran alrededor de la pareja de elípticas. La última es una elíptica de magnitud 12, mientras que NGC 3307, una galaxia espiral, se acerca a la 13,5. PGC 31422, con una magnitud de 15.3, supondrá un desafío para la mayoría de telescopios.

Abell 1060.png

NGC 3314, cerca de NGC 3312, es una verdadera curiosidad cósmica. Es el resultado de la superposición de dos galaxias totalmente independientes. LEDA 31531, a 117 millones de años luz, es una espiral que la perspectiva ha situado justo encima de LEDA 31532, que se encuentra a más de 140 millones de años luz, otra espiral inclinada que pertenece al Cúmulo de Hidra. Galactic Silhouettes.jpgEsta casualidad ha permitido estudiar con gran nivel de detalle el polvo disperso por la primera galaxia, pues su color oscuro contrasta enormemente con la brillante galaxia de fondo. Con telescopios normales no podremos apreciar más que un borrón de magnitud superior a 13, pero aun así no deja de ser un objeto interesante. No muy lejos, PGC 31542 es otra pequeña y débil galaxia de magnitud 15.3, otro buen reto para nuestra vista. NGC 3316, una lenticular de magnitud, casi parece un foco luminoso a su lado. Por último, PGC 31537 es otra galaxia elíptica cuya magnitud, lejos de lo que podría hacernos temer el catálogo al que pertenece, es de 13.8, aunque su brillo superficial es bajo y no será tarea fácil. Por último, aunque con una magnitud de 18 es totalmente invisible con telescopios normales, me gustaría llamar la atención sobre un objeto que se encuentra al lado de PGC 31542, a la izquierda de NNGC 3312 en la fotografía. Si ampliáis la imagen podréis ver “algo” azulado y con cierta forma ovalada, con los bordes más brillantes. Al buscar su identidad me he encontrado con que está formado, en realidad, por dos lejanas galaxias que parecen unirse por sus extremos, dando esa apariencia de lazo.

Abell 1060 - detalles.png

No podría terminar este artículo sin hacer mención a las dos estrellas protagonistas que componen este cuadro, mucho más cercanas que todas las nubecillas que hemos visto. HR 4162 es la más brillante, con una magnitud de 4.8. Es una supergigagnte roja de tipo espectral M que se sitúa a 490 años luz de distancia. Tiene un color que llama poderosamente la atención, que la primera vez que la observé describí como ámbar. Su compañera, HD 91964, tiene una magnitud de 6.7, pero se encuentra a 1.000 años luz de distancia, con lo cual es de entender su menor brillo. No obstante, hace frente a HR 4162 con un interesante color nacarado, como si fuera un grano de arena que se ha quedado en el cielo. Estas dos estrellas no hacen más que añadir una nota de color y de interés a una familia tremendamente interesante, cuya única pega es su baja situación sobre el horizonte desde el hemisferio norte.

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