Entre Virgo y Coma Berenices podríamos pasar años descubriendo sus galaxias, con telescopios pequeños podemos ver cientos de ellas y mayor apertura el número alcanza las cuatro cifras. Hoy vamos a centrarnos en un verdadero portento galáctico que se merece estar en la lista de objetos primaverales de cualquier cazador de galaxias (yo no la conocía con anterioridad, y no entiendo cómo se me podía haber pasado por alto).
Se trata de NGC 4536, un espectacular galaxia cuyos brazos son más brillantes que muchos de los de otras galaxias del catálogo Messier. Aunque se encuentra en la zona del cielo que comprende el Cúmulo de Virgo, en realidad no pertenece a él, sino a un conjunto de familias galácticas que reciben el nombre de Grupos de Virgo II (o Nube de Virgo II). Estas galaxias se sitúan al sur del cúmulo y forman una extensión compuesta por diversos grupos de menor envergadura. NGC 4536 pertenece al Grupo de M61, cuya distancia se estima entre los 50 y los 70 millones de años, según el método por el que lo estudiemos. Es una galaxia de tipo SAB, una espiral con una barra central de cuyos extremos parten dos prominentes brazos plagados de regiones de formación estelar, como podemos observar en la fotografía anterior tomada con el Telescopio Espacial Hubble. Su núcleo brilla con intensidad y emite una gran cantidad de rayos X, debido a la presencia de un agujero negro supermasivo cuya masa se estima entre 10.000 y un millón de masas solares (como comparación, el agujero negro de nuestra Vía Láctea tiene una masa estimada de 6 millones de veces mayor que la del Sol).
Hay dos lugares donde se concentra la mayor proliferación estelar de esta galaxia, y curiosamente no son sus brazos espirales. La zona más antigua reside en el núcleo, mientras que una zona de formación más reciente se engloba a su alrededor, formando un anillo a unos 3 años luz del centro. ¿Cómo se puede saber si una región de formación estelar es más antigua que otra? En este caso, comprobando la población estelar de la zona en cuestión. En el núcleo abundan las gigantes rojas y los remanentes de supernova, de manera que muchas de sus estrellas han tenido tiempo de desarrollarse por completo. En cambio, en el anillo predominan las estrellas de tipo espectral O y B, estrellas que han nacido recientemente e iluminan el gas circundante formando regiones HII.