Ya hemos podido comprobar que, pese a que la zona sur de Cetus se encuentra muy baja en el horizonte, esconde algunos objetos especialmente interesantes, como NGC 253 y NGC 246. A continuación vamos a ver otros dos objetos que, junto a NGC 253, completan un marco espectacular, al que lo único que le faltaría sería un fondo bien estrellado. Una galaxia y un cúmulo globular comparten los dominios entre Cetus y Escultor con la Galaxia del Escultor, convirtiendo esta zona en una verdadera mina poco transitada.
El primero de ellos, NGC 247, es otra galaxia que pertenece al grupo de galaxias del Escultor, del que NGC 253 es el centro gravitacional. Hasta hace poco se estimaba su distancia a nosotros en poco más de 12 millones de años, gracias a las variables cefeidas. Lo que no se había tenido en cuenta al hacer dichas estimaciones es que estas estrellas se encontraban parapetadas tras una densa masa de gas, sobreestimando así su distancia. Ahora podemos afirmar que NGC 247 se encuentra a 11.1 millones de años luz de la Vía Láctea, fuera de los dominios del Grupo Local. NGC 247 es una galaxia espiral, a veces considerada enana, con unos brazos muy difusos, que mide unos 50.000 años luz de diámetro. Presenta, en uno de sus lados, una región muy poco densa y oscura, que corresponde a la presencia de estrellas rojas, más antiguas y con un brillo más disminuido.

Visualmente, NGC 247 es apreciable con unos prismáticos 15×70, siempre que contemos con la estabilidad adecuada que proporciona un trípode. En ellos se ve como una mancha difuminada, alargada en sentido en vertical a partir de una estrella más brillante, por encima de NGC 253. Al telescopio esta galaxia es, claramente, una de «las grandes». A 125 aumentos ocupa gran parte del ocular, con unos 20 minutos de arco de longitud, y se muestra como una larga mancha blanquecina con un brillo irregular. Varias estrellas salpican su silueta, marcando uno de sus bordes laterales. En el centro destaca un núcleo brillante, irregular, que adquiere apariencia casi estelar en el punto más céntrico. Otra condensación es fácilmente visible muy cerca del núcleo, un poco hacia abajo. Tras unos minutos frente al ocular tuve la sensación de que su lado más inferior era menos denso, rodeado por partes más brillantes, hecho que pude comprobar posteriormente frente a fotografías. En definitiva, un objeto digno de ver, sobre todo bajo cielos oscuros en los que resalta sin dificultad, y de obligada visita al observar desde regiones meridionales.

NGC 288 es un cúmulo globular que, en oculares de gran campo, puede llegar a compartir escenario con la imponente NGC 253, conformando una imagen que, sin duda, quita el hipo. Situado a cerca de 30.000 años luz de nosotros, es un cúmulo de tipo X, lo cual da una idea de su baja concentrac
ión de estrellas, algo que podremos comprobar fácilmente al verlo a través del telescopio. Tiene una edad relativamente joven, estimándose en 10.500 millones de años (poco si lo comparamos con los 12.000 millones de años de muchos de sus congéneres). En fotografías de gran aumento, como ésta del Hubble, se pueden apreciar perfectamente algunas estrellas azules, que corresponden a “Blue stragglers” o “azules rezagadas”, de las cuales ya hemos hablado en otros capítulos. Es curioso el efecto que producen entre el resto de estrellas más rojizas, características de los cúmulos globulares.
Esta gran masa de estrellas ya es apreciable en unos prismáticos bien estables, muy cerca de NGC 253. Con el Dobson 300 mm se aprecia perfectamente su baja densidad de estrellas, una nube redondeada de unos 10 minutos de arco con muchas estrellas salpicadas. A diferencia de otros cúmulos no se ve repleta de estrellas, sino que una treintena de ellas salpica toda la zona, de diferentes brillos, dando un interesante efecto de tridimensionalidad. A 214 aumentos pude apreciarlo de una forma mucho más clara una noche en la que el seeing era especialmente bueno, y la imagen es espectacular, a medias entre los grandes cúmulos globulares y los pequeños irresolubles. Sin duda, una zona a la que recurrir en estas noches frías de Otoño.
