Midiendo la distancia en M3

Los cúmulos globulares son peculiares en mil facetas de su historia y composición, y M3 no se queda atrás. Descubierto en 1764 por Charles Messier y catalogado con el número 3, fue en realidad el objeto que le hizo comprometerse con la elaboración de una lista de nebulosidades celestes para evitar confundirse en su búsqueda de cometas. Él sólo vio una nebulosa redonda sin nada en su interior, siendo William Herschel el primero en resolver sus estrellas.

M3 es un cúmulo antiguo, como la mayoría de su especie, datándose su origen en más de 11.000 millones de años (recordemos que el universo nació hace unos 13.700 millones de años y nuestro sol hace 4.500 millones de años. Se encuentra a casi 34.000 años luz de nosotros, más lejano incluso que el centro de nuestra galaxia,  lo forman unas 500.000 estrellas. Llama la atención, entre ellas, la presencia de un gran número de “blue stragglers”, cuya traducción aproximada sería “azules rezagadas”. Este tipo de estrellas parecen ser relativamente jóvenes, con un espectro azulado que contrasta enormemente con las anaranjadas y viejas estrellas que conforman el grueso del cúmulo globular. Se piensa que se han formado al interactuar con el núcleo denso de estrellas, perdiendo su envoltura externa (lo que viene siendo echar una cana al aire).

Es, además, el cúmulo con mayor número de estrellas variables, habiéndose observado casi 300 de ellas. Destacan 188 variables de tipo RR lyrae, que han tenido y tienen una gran importancia en la medición de distancias en el cosmos. Hay diversas maneras para conocer la distancia que nos separa de los objetos en el universo, que se han ido desarrollando con el transcurso de los años y mejoría de la tecnología. Uno de estos métodos se basa en este tipo de estrella variable, cuyo prototipo de estrella, la primera que se descubrió, es precisamente RR lyrae, en la constelación de Lira. Son variables de período corto de tiempo (desde horas a 2 días) y una variación pequeña en su brillo (menos de dos magnitudes entre el mínimo y el máximo). Son estrelFoto M3las que han pasado su fase de gigante roja y han consumido el hidrógeno en su interior, de manera que su principal fuente de energía es ahora el helio, que fusionan formando carbono y otros elementos más pesados. Presentan un volumen equivalente a la mitad de nuestro sol, y sufren periódicamente variaciones en forma de pulsos, la estrella se contrae y se expande a un ritmo relativamente rápido, cambiando de esa manera su brillo. El brillo no varía directamente por presentar un mayor volumen (el volumen adquirido es insuficiente para ser apreciable desde grandes distancias), sino porque se expande la temperatura en su interior disminuye, disminuyendo así su brillo. Cuando la estrella se contrae el volumen debe ocupar un espacio más reducido, aumentando su temperatura al igual que ocurre en una olla express (tenemos ejemplos para todo sin movernos de nuestro planeta).

Este curioso comportamiento es utilizado por los astrónomos porque hay una relación entre la magnitud absoluta de la estrella (el brillo total, que no depende de la distancia) y la frecuencia de los pulsos, de manera que, conociendo dicha frecuencia podemos conocer la verdadera magnitud de la estrella. Conociendo esta magnitud absoluta y la magnitud relativa (la que vemos desde la tierra), un sencillo cálculo nos permite averiguar su distancia a nosotros. De esta sencilla manera podemos calcular las distancias de M3 y de otros cúmulos y galaxias cercanas, convirtiéndose este tipo de estrellas en “candelas” estelares (al igual que las cefeidas y otros objetos que iremos viendo poco a poco).

Esta observación es de la pasada primavera, y he creído conveniente rescatarla para tener una oportunidad de despedirnos de M3, ahora que empieza a esconderse de nosotros por el horizonte al comienzo de la noche. Se encuentra a medio camino entre Arturo y Cor Caroli, siendo fácil de encontrar saltando de estrella a estrella desde la brillante alfa Bootis. Bien visible con prismáticos en casi cualquier condición, se aprecia perfectamente su forma redondeada y muy densa, sin estrellas resueltas.

M3

A 65 aumentos ya se nos muestra como uno de los más espectaculares cúmulos globulares del hemisferio norte. Es grande, con tantas estrellas salpicadas que es imposible contarlas todas. Su núcleo, muy denso, burbujea plagado de puntos luminosos, que se van difuminando en su camino a la periferia, sin una gran diferencia de gradiente como se puede apreciar en otros. La mejor imagen la obtuve a 125 aumentos, porque la atmósfera algo turbulenta no me permitía obtener una imagen completamente clara a mayores aumentos. Es un objeto digno de observar una y otra vez, y es de esas visiones que siempre consiguen arrancar una exclamación al invitado menos entusiasta.