Fondos neblinosos en Auriga (NGC 2192 y NGC 1857)

Auriga, asomando estas noches por el Este, es una constelación rica en cúmulos abiertos, aglomeraciones de numerosas estrellas que flotan en el espacio unidas por la gravedad. Normalmente no queda rastro de la nebulosa que dio lugar a su origen, y sus componentes se van separando lenta pero inexorablemente, dejando su nido al cabo de millones de años para vagar como estrellas adultas por el cosmos. No son tan diferentes de los seres humanos.

Cada cúmulo abierto es único, ya sea por su tamaño, color de sus estrellas, formas, brillo… En este caso he seleccionado dos que tienen un rasgo especialmente interesante, para mi gusto, y es que se encuentran arropados por un manto neblinoso que corresponde a las estrellas más débiles, irresolubles con el telescopio.

NGC 2192 es un llamativo cúmulo abierto que se encuentra bajo Theta Aurigae, la tercera estrella más brillante de la constelación.  Ya a bajos aumentos se aprecia como un agradable cúmulo de unos 5 minutos de arco, con una barbaridad de puntos tenues que titilan en medio de una nubecilla con cierta forma triangular. A 125 aumentos cuento aproximadamente unas 30 estrellas, pero muchas más se adivinan inmersas en la nube irresoluble. El campo estelar que rodea a este cúmulo es muy rico en estrellas, como corresponde a esta zona del cielo de Invierno. NGC 2192 se encuentra a unos 7.000 años luz de nosotros y se clasificaría como III1p, según la clasificación de Trumpler, lo cual significa:

-III: relativamente disperso (va de I, muy concentrado, a IV, muy disperso).

-1: hace referencia al brillo de las estrellas, siendo 1 débiles y 3 muy brillantes.

-p: poor, es decir, pobre en estrellas, considerándose pobre con unas 30 estrellas, medio con 50-100, o rico si tiene más de 100.

Esta categorización, claro está, es puramente descriptiva, y no nos predice si nos gustará más o menos. Por ejemplo, personalmente, los cúmulos pequeños con fondo nebuloso me parecen más interesantes y sugerentes que aquéllos grandes en los que de un vistazo resuelves la totalidad del objeto.

NGC 1857

El siguiente cúmulo es uno pequeño y más débil aún, NGC 1857. Se sitúa cerca de Capella o Alfa Aurigae, la sexta estrella más brillante del cielo (magnitud de 0.71), que se encuentra a 42 años luz de nosotros. Ya que estamos podemos dedicarle unos momentos a esta estrella cuyo nombre significa “pequeña cabra”, haciendo referencia a Amaltea, la cabra que, según la mitología romana, amamantó a Zeus (estos romanos…). Hay testimonios escritos que otorgan a Capella un tono rojizo, algo inexplicable hoy en día. Esta estrella es de tipo espectral G8, y brilla con un tono claramente amarillo. Es mayor que el sol en cuanto a volumen, superándolo por un factor de 12, pero es bastante más joven, estimándose su origen hace 525 millones de años (frente a los 4.500 millones de años de nuestra estrella). En su núcleo el helio ha comenzado a crear carbono, por lo que es posible que en poco tiempo sí adquiera un color rojizo, en su camino a transformarse en gigante roja. Como tantas estrellas en el cielo, Capella no camina solitaria, sino que es una estrella múltiple. Su principal compañera es otra estrella amarilla, algo más joven y unas 2.6 veces mayor que el sol. Otras dos hermanas, enanas rojas, brillan tímidamente a una distancia mucho mayor, como si tuvieran miedo a quemarse. Todo el sistema forma parte de la Corriente de las Híades, una aglomeración de estrellas, con centro en el cúmulo de las Híades, que se desplazan inexorablemente hacia Betelgeuse, el hombro de Orion. Como decíamos en otra entrada, el universo está en continuo movimiento, se mire donde se mire.

Tras esta presentación de Capella, nos desplazamos brevemente hacia el Este y entramos en los dominios de NGC 1857, un pequeño y débil cúmulo abierto que no deja de ser interesante. Una veintena de estrellas se disponen en unos 10 minutos de arco, la mayoría de ellas débiles y formando una línea principal que se aleja de la estrella central. Esta estrella, bastante más brillante, llama poderosamente la atención por su intenso color rojizo, que es, para mi gusto, lo que convierte a este cúmulo en algo verdaderamente interesante. Para ver un mayor número de estrellas necesité usar 214 aumentos.

NGC 2192

Detrás de las estrellas se aprecia cierta nebulosidad, pequeñas estrellas irresolubles desde los cielos relativamente contaminados cerca de Granada, que, no obstante, no carecen de atractivo. Cuando las circunstancias impiden a uno salir en busca de cielos más oscuros, sólo queda adaptar los objetos a ver. Por otro lado, la clara comodidad del hogar invita a observar de una manera más cómoda, pudiendo disfrutar de un café recién hecho y, en caso de nublarse, sólo tendremos que recoger y meternos en la cama. Hay que buscar el punto positivo.