De vientos estelares y un embrión (NGC 6888 y NGC 7008)

Los días en los que la luna empieza a menguar van dejando una tregua de cielo oscuro al anochecer, progresivamente alargándose hasta la luna nueva. Aprovechando la hora que disponía hasta que nuestro satélite apareciera por el horizonte, saqué el telescopio en mi terraza de Monachil, un lugar lo suficientemente lejos de Granada como para sentir que puedo disfrutar de un cielo medianamente decente (no deja de ser una sensación, aunque los días de atmósfera nítida se dejan notar).

NGC 6888 es un interesante objeto situado en el corazón de la constelación del Cisne. También denominado Caldwell 27, pertenece a la categoría de nebulosa de emisión, más concretamente «nebulosa de Wolf-Rayet» (en el mismo cupo que NGC 2359, la nebulosa del «casco de Thor»).

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Imagen tomada por Miguel Barrero (Miguelyx)

Esta nebulosa se ha formado en torno a HD 129163, una estrella situada a más de 4.000 años luz de distancia, prototipo de las estrellas de Wolf-Rayet. Estos cuerpos se caracterizan por presentar una gran masa y perder rápidamente su envoltura debido a los intensos vientos que sufren. HD 129163 se formó hace tan sólo 4,5 millones de años (para hacernos una idea, nuestro sol tiene 5.000 millones de años de vida a sus espaldas) y, sin embargo, tiene una luminosiad 500.000 veces superior a la del sol. Hace unos 250.000 años expulsó las capas externas de su atmósfera y ahora, ya en fase de estrella de Wolf-Rayet, los fuertes vientos que se han formado han empujado dicho gas de forma caprichosa, mostrándonos su característica apariencia.

Después de informarme sobre lo que iba a ver, apunté mi Dobson 305mm a NGC 6888. A 125x se dejaba intuir algo de nebulosidad alrededor de una estrella, de forma alargada, ni atisbo de lo que he llegado a ver desde cielos oscuros. Sin embargo tenía tiempo y paciencia, así como filtros oportunos para usar. Con el OIII comencé a ver la nebulosidad que hay junto a HD 129163, el centro de la característica forma de letra «M». Poco a poco fueron apareciendo trazas de manchas difusas, sólo visibles con visión periférica, que definían las porciones más brillantes de la nebulosa. Tras cuarenta minutos frente al ocular quedé satisfecho con lo que había percibido (a pesar de las ventanas iluminadas de los vecinos) y lo plasmé en este dibujo. Otro día lo haré desde un cielo más oscuro.

NGC 6888

La cúpula de iluminación lunar subía por el horizonte, y me propuse abordar otra nebulosa que había cerca. NGC 7008 es una nebulosa planetaria situada entre Deneb y la constelación de Cefeo, conocida como la «Nebulosa del feto». La localicé rápidamente gracias al filtro OIII, obteniendo la mejor imagen a 225 aumentos, sin que por ello perdiera brillo.

Es una nebulosa de gran brillo superficial que hace honor a su nombre. Resalta de forma especial la región de la cabeza y la parte inferior de la espalda. Su estrella central, de magnitud 12, brilla tímida en donde se situarían las manos del feto.

NGC 7008

Su forma también resulta enigmática en las fotografías, debido a las irregularidades de su silueta. Se piensa que se formó cuando la envoltura de la estrella, dispersándose a miles de kilómetros por hora, evaporó a su paso grandes planetas e incluso una posible estrella enana marrón, contribuyendo todo ello al desbarajuste de la habitual esfera perfecta. No obstante, parece que no quedó desmerecida la obra de arte.

La enorme luna hizo su aparición estelar sobre la montaña, empequeñeciendo objetos miles de millones de veces mayores que ella, exigiendo una visita a sus cráteres, valles e interesante paisajes. Hay tiempo para todo.