El complemento perfecto (NGC 5371)

Hoy toca complementar una observación que realizamos hace tiempo en la constelación de los perros de caza, Canes Venatici. Allí disfrutamos del grupo conocido como Hickson 68 (podéis leer el artículo haciendo clic aquí) y de esas dos estrellas de contraste cromático tan llamativo que conformaban un paisaje celeste verdaderamente memorable, que aprovecho para recordar:

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Pues bien, hoy nos desplazaremos unos cuantos minutos para observar una galaxia algo más grande y brillante que sus compañeras y que, sin embargo, pertenece al mismo grupo de galaxias, de la misma manera que M31 y la Vía Láctea pertenecen al grupo local.

Se trata de NGC 5371, una galaxia espiral que nos muestra su mejor frontal, con tres llamativos brazos espirales que giran alrededor de un brillante y amarillento núcleo donde se almacenan las estrellas más añosas. Los brazos, por el contrario, resplandecen con el azul intenso de las estrellas jóvenes que han nacido hace pocos millones de años, envueltas aún en las regiones HII que destacan con una tonalidad rosada. Fue descubierta por William Herschel en 1788, la misma noche que se topó con los principales miembros de Hickson 68. Su hijo, John Herschel, volvió a “redescubrirla” 44 años después, y un fallo en las coordenadas le llevó a catalogarla como NGC 5390, de manera que hay una entrada doble que hace referencia al mismo objeto. Los brazos tienen prolongaciones difusas y anchas que sugieren interacciones recientes con otras galaxias, y su alta tasa de formación estelar apoya dicha hipótesis.

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Crédito: Wikipedia

Si atendemos al desplazamiento al rojo, la galaxia se encuentra a una distancia de 110 millones de años luz, algo inferior a la de sus compañeras. Sin embargo, otros métodos estiman su distancia en unos 93 millones de años luz, que parece algo más acorde a la realidad. A esta distancia, su diámetro alcanzaría unos considerables 160.000 años luz, comparable al de nuestra propia Vía Láctea.

NGC 5371 tiene un diámetro aparente de 4.5 minutos de arco en su eje mayor y una magnitud visual de 11.3, por lo que está al alcance de telescopios pequeños bajo cielos oscuros. No es difícil verla como una mancha alargada al lado de una brillante estrella. Poco a poco, haciendo uso de visión periférica, podemos ir comenzando a notar algunos detalles de su interior. En primer lugar destaca el núcleo, brillante y redondeado, no llega a ser estelar. A su alrededor se dispone un halo difuso y débil, ovalado: inmerso en él podremos atisbar sus brazos espirales, o al menos algunas de sus porciones, en función de la apertura de nuestro instrumento. Con mi Dobson de 30 cm alcancé a distinguir el brazo principal, que comienza a desarrollarse en el lado opuesto a la estrella brillante, así como una pequeña porción del brazo que se encuentra al otro lado. Los cielos bajo los que observé no eran de los mejores, así que supongo que, con paciencia, puede exprimirse un poco más y alargar el recorrido de esas prominentes espirales.

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