La Cabellera de Berenice (Melotte 111)

Queda poco para la Primavera, y cualquiera que trasnoche un poco en estas frías noches podrá comenzar a disfrutar de sus constelaciones habituales. A simple vista, si pasamos nuestra mirada sobre las constelaciones de Virgo y Coma Berenices, puede que nos dejemos sorprender por una amplia nubecilla que, en cuanto fijemos la vista, comprobaremos formada por numerosas y débiles estrellas. Se trata de un cúmulo conocido como la Cabellera de Berenice, uno de los más cercanos a nuestro Sistema Solar y una delicia para la vista si lo observamos con unos pequeños prismáticos de gran campo.

La leyenda

Imagen relacionada

Antiguamente la cola de la constelación de Leo llegaba mucho más allá de lo que lo hace hoy en día, de manera que el cúmulo que nos ocupa en este artículo marcaba el mechón de su cola. Sin embargo, en el siglo III antes de Cristo la situación cambió a raíz de la decisión de Ptolomeo III, rey de Egipto. Eran tiempos de guerra contra Siria, y el rey hizo un pacto con Afrodita: si su hijo volvía sano y salvo de la batalla, se le ofrecería a la deidad, como agradecimiento, la cabellera de su esposa, Berenice II de Cirene. Así ocurrió y, como había prometido, un mechón de la cabellera de Berenice fue colocado en el templo pero, tras la primera noche, alguien robó la ofrenda. Ptolomeo y Berenice armaron gran revuelo buscando al culpable, y apareció entonces en escena Conón de Samos, un astrónomo amigo de Arquímedes, que les tranquilizó diciendo que la propia Afrodita había bajado a recoger la cabellera para colocarla en el cielo, correspondiéndose con un grupo de estrellas que habían aparecido esa misma noche cerca de las constelaciones de Virgo y Leo. Así surgió la constelación de Coma Berenices, traducida como la Cabellera de Berenice.

El cúmulo

La cabellera de Berenice, además del nombre de la constelación, es un cúmulo disperso formado por unas 40 estrellas que han recibido el nombre conjunto de Melotte 111. Sus componentes se dispersan a través de 7 grados por el firmamento, con una magnitud conjunta superior a 4, por lo que es fácilmente distinguible si observamos desde un lugar oscuro. Hay algunas estrellas de tipo estelar K y M, indicando que no es una agrupación especialmente joven, habiéndose estimado su edad en unos 450 millones de años. Dista de nosotros unos 280 años luz, convirtiéndose así en la tercera agrupación de estrellas más cercana, por detrás, tan sólo, de las Híades y de la asociación estelar de la Osa Mayor.

Melotte 111

Observación

Hay varios alicientes para disfrutar de este grupo de estrellas. En primer lugar, es un delicado objeto a simple vista que, bajo condiciones óptimas, nos muestra una decena de diminutas estrellas que parecen envueltas en una halo de nebulosidad. Con prismáticos es todo un espectáculo, adoptando una forma de V con sus estrellas más brillantes pero plagado a su vez de astros más débiles: por momentos da la sensación de existir un centenar de ellos, aunque no todos pertenezcan al cúmulo propiamente dicho. Al telescopio la noción de cúmulo estelar se pierde: no hay ocular capaz de englobar a la totalidad de sus estrellas. Sin embargo, de esta manera podremos descubrir la Cabellera de Berenice de otra forma, y es que multitud de galaxias pululan entre sus estrellas, apareciendo como delicadas y tenues manchas nubosas: la mayoría de ellas se encuentran a distancias que oscilan desde los 40 o 50 millones de años luz hasta cientos de millones de años luz, y un buen atlas o aplicación se hacen imprescindibles si queremos saber por dónde navegamos. Algunas de las más llamativas y que merecen una visita son, sin duda alguna, NGC 4565, NGC 4414, NGC 4559 o el grupo compacto HCG 61, de las cuales os dejo los respectivos dibujos a continuación para motivaros a buscarlos:

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