La pregunta que encabeza este artículo tiene muchas posibles respuestas, y ninguna es más cierta que la otra. Lo que sí está claro es que cualquiera que esté dando sus primeros pasos en la astronomía, independientemente de usar prismáticos o un pequeño telescopio (o incluso a simple vista, una experiencia que puede ser verdaderamente interesante), debe leer todo lo que pueda sobre el tema. Al comenzar un hobby somos como una esponja y nuestro cerebro absorbe la información, generalmente, de una manera mucho más rápida. Hay una enorme variedad de libros disponibles en el mercado, aunque personalmente recomiendo siempre:
-La Guía del Firmamento de Jose Luis Comellas: es la biblia astronómica en español, con increíbles descripciones de todo el cielo, de planetas, estrellas, cielo profundo, que nos abrirán muchísimas puertas.
-Stephen James O’Meara: gran observador que, desde Hawaii, describe multitud de interesantes objetos, añadiendo a sus dibujos datos interesantes sobre astrofísica o historia. Tiene varios libros, desde el que cubre los objetos Messier, los del catálogo Caldwell, a algunos de «segundo nivel» llamados Hidden Objects y The Secret Deep.
-The Night Sky Observer’s Guide: varios tomos con muchos objetos descritos por constelación, con notas sobre su observación con distintos instrumentos y dibujos ilustrativos.
-Cualquiera que caiga en nuestras manos: me he dejado muchos títulos en el tintero para escribir sobre ellos en otra ocasión, pero de entrada no podemos rechazar ningún libro, todos son útiles y, como poco, van a reforzar lo que ya sabemos.
Así, conviene comenzar con libros y páginas web especializadas, aprendiendo las constelaciones, la naturaleza de las estrellas y cuerpos celestes, nuestro lugar en el cosmos… Este blog, aunque en principio engloba objetos fuera del alcance de pequeños telescopios, también cuenta con muchos objetos asequibles incluso a simple vista, y no viene mal leer un poco de sus características y datos peculiares. Algunos de los más clásicos, visibles algunos incluso desde ciudad, son:
-Galaxias: M31: la Galaxia de Andrómeda: es nuestra hermana mayor en el Grupo Local y visible a simple vista si nos movemos fuera de la ciudad. Otras galaxias interesantes son, por ejemplo, M33, NGC 404, M81, M51 o las primaverales que pertenecen al Cúmulo de Virgo.
-Nebulosas de emisión: masas de gas en cuyo interior se están formando estrellas. Algunas de las más impresionantes son M8 en verano o M42 en invierno, aunque el cielo está plagado de ellas, especialmente en las regiones de la Vía Láctea.
-Nebulosas planetarias: la huella que deja una estrella cuando se está apagando. Las más conocidas son M57 y M27, pero hay un sinfín de ellas. En otoño puedes buscar NGC 7662 o NGC 6543, mientras que en invierno tenemos la suerte de contar con NGC 2438, que se encuentra inmersa (en apariencia) en el cúmulo abierto M46.
-Cúmulos abiertos y globulares: son dos tipos muy distintos de objetos, que comparten su razón de ser: familias de estrellas que no se han dispersado aún. Los abiertos pertenecen a nuestra galaxia y suelen tener menos componentes, siendo el objeto ideal para observar desde ciudad. Las Pléyades son, sin duda, uno de los más espectaculares, y a simple vista podremos distinguir varias de sus estrellas más brillantes. Los cúmulos globulares están situados alrededor de nuestra galaxia, girando como si fueran satélites, y son esferas formadas por miles de estrellas. Para todos los públicos tenemos, por ejemplo, a M22 en Sagitario y M15 en Pegaso.
El cielo cuenta además con estrellas dobles de contrastados colores, estrellas variables, cúmulos asociados a nebulosas, restos de supernovas… A medida que vayamos profundizando y adquiriendo soltura podremos ir buscando objetos más tenues y lejanos, dándonos cuenta de que el límite de magnitud de nuestro telescopio se puede superar sin dificultad si observamos desde un lugar oscuro. Ésa es la principal clave para disfrutar plenamente de las maravillas que tenemos ahí arriba, y eso es algo cada vez más difícil de conseguir por culpa de la contaminación que generamos los seres humanos con nuestras grandes urbes y con las inútiles farolas que lanzan su luz al cielo, apagándolo paulatinamente.
Continuará…
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