Quería escribir algunos comentarios sobre el ocular Explore Sicentific de 14 mm con campo aparente de 82 grados, y voy a aprovechar la observación del cúmulo M41 para ello, ya que ilustra perfectamente las cualidades de dicho ocular. En primer lugar, como de costumbre, vamos a presentar a M41, también conocido como NGC 2287.

Crédito: Asociación Eslovaca de astrónomos amateur
Como tantos otros objetos de esta zona, M41 es un cúmulo abierto situado en la constelación del Can Mayor, a apenas 4 grados de Sirio, la brillante estrella que goza de gran protagonismo estas frías noches invernales. Es extremadamente brillante, con una magnitud conjunta de 4.5, y posiblemente fuera descubierto por Aristóteles hace más de dos mil años. Sin embargo, la primera referencia escrita con seguridad sobre M41 data de 1654, cuando fue descrito por el siciliano Giovanni Batista Hodierna. Un siglo después Charles Messier lo añadiría a su famoso catálogo, ocupando el honorífico puesto que precede a M42, la Nebulosa de Orión. M41 se encuentra algo más alejado que la famosa nebulosa, a unos 2.300 años luz de distancia, situado en dirección opuesta al centro galáctico desde nuestro punto de vista. El cúmulo, por tanto, se encuentra en pleno disco galáctico, una zona de gran densidad de estrellas y nebulosas que se aglomeran a lo largo de la franja lechosa de la Vía Láctea. No es tan brillante como en el cielo de verano, pero sin duda se ve ensalzada por compartir cielo con Orión y Sirio, además de las otras perlas que pueblan el cielo de invierno.
M41 está compuesto por un centenar de estrellas con una vida media relativamente elevada, habiéndose estimado una edad en torno a 200 millones de años. Este dato puede intuirse a simple vista por la ausencia de grandes estrellas azules o nebulosidad de fondo, como ocurre con las Pléyades: predominan los tonos blanquecinos e incluso sus estrellas quedan salpicadas por algunos rubíes, que no son más que gigantes rojas. Haciendo un breve apunte teórico, las gigantes rojas son estrellas que han consumido el hidrógeno de su núcleo, transformándolo en helio, un elemento que necesita mayor energía para ser fusionado, de manera que la gravedad no encuentra tanta oposición y comienza a producirse el colapso de la estrella. Sin embargo, al disminuir su tamaño se produce un aumento de su temperatura, y así el hidrógeno de las capas más externas vuelve a fusionarse entre sí, desencadenando un aumento de energía y la expansión de la envoltura de la estrella, que alcanza dimensiones verdaderamente grandes. Al aumentar su tamaño el calor debe dispersarse por un volumen mayor, motivo por el que se enfría y se presenta con un color rojizo (en cuestiones de energía no debemos olvidar que el azul, en contra de lo que podría dictar la lógica cotidiana, es más caliente, mientras que el rojo es más frío).
Había observado algunas otras veces a través del Explore Scientific de 14 mm, un cómodo ocular cuyo campo aparente es de 82º, pero con M41 me decidí a disfrutar de él, buscando los matices que lo hacen especial. Llama la atención, en primer lugar, la gran extensión de cielo que se puede ver a través de sus lentes, tan grande que uno puede asomarse a los lados y ver estrellas que se escondían tras los bordes. Esa es la sensación que se conoce como “inmersión”, y verdaderamente da la impresión de estar sumergido en un submarino y asomado por una ventana de ojo de buey (o, en este caso, a través de la ventana de una nave espacial). En los bordes se puede apreciar cierta coma, pero aparece en la periferia del campo, de manera que no influye en la observación, el campo es tan amplio que la mayor parte presenta estrellas perfectamente puntuales y definidas. M41 dominaba un campo plagado de estrellas, formado por un centenar de ellas, de las cuales las más brillantes se arremolinaban en el centro, formando algunas delicadas parejas. Una estrella roja destacaba en el núcleo del cúmulo, una gigante roja de tipo espectral K, cuyo color contrastaba enormemente con el de sus compañeras. Multitud de estrellas desafiaban la magnitud límite del NexStar 102 SLT, acompañando al resto como minúsculas luciérnagas que aparecen y desaparecen en la lejanía. Decidí compararlo con el Hyperion de 13 mm, el ocular que uso con frecuencia y que podría equipararse al ES de 14 mm. Aunque el aumento era similar, el Hyperion mostraba un campo bastante más reducido. El color de la estrella roja también me pareció más contrastado con el de 14 mm, aunque para detalles cromáticos sería interesante realizar comparaciones con planetas. No obstante, lo que pude sacar en claro fue que el Explore Scientific es un gran ocular en relación calidad-precio, especialmente interesante para objetos de amplio diámetro, así como en poblados campos estelares donde podremos disfrutar de su enorme campo aparente, una de sus principales virtudes.
Gracias por un excelente escrito, Migue. Yo también uso oculares ES (18 y 11 mm) y estoy muy satisfecho con ellos. Mi telescopio tiene una relación focal de f/5 y observo que usando un corrector de coma mejora significativamente la visón, al punto que ésta se hace casi imperceptible. ¿Cuál es la relación focal de tu telescopio? ¿Usas un corrector de coma también? Saludos, Hernán
Me gustaMe gusta
Pingback: M41 a través del ES 14 mm | Turismo Astronómico
Hola Hernán, muchas gracias por tu comentario. El telescopio que usé en este caso fue un refractor de 660 mm de focal, así que es un f/6.6. No usé ningún corrector de coma, por eso se aprecia en los bordes, pero la verdad no me molestaba a la hora de disfrutar de la visión, apenas era perceptible porque solo ocurría en los bordes. Si más adelante comienza a darme problemas me pensaré lo del reductor. ¡Un saludo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pingback: Cielo sahariano (a simple vista) | El nido del astrónomo