Hace un tiempo hablábamos de M92, un impresionante cúmulo globular que era eclipsado continuamente por M13, su compañero de constelación. Pues bien, en Hércules hay un cúmulo aún más débil y distante que pasa desapercibido a menudo, y con razón, aunque en la siguiente fotografía podemos apreciarlo en todo su esplendor:
NGC 6229 es un cúmulo globular que se encuentra a unos considerables 100.000 años luz de distancia, formando parte de los conocidos como cúmulos del halo galáctico. Su distancia es cuatro veces mayor que la de M13, motivo por el cual no es de extrañar que su compañero se lleve todo el protagonismo. Fue descubierto en 1787 por William Herschel y es un globular de categoría IV, con una concentración relativamente importante hacia el núcleo. Se encuentra a más de 80.000 años luz del núcleo de la Vía Láctea, por lo que no se ha visto influenciado de manera decisiva por las fuerzas internas de la galaxia, permaneciendo ajeno a un tumultuoso aglomerado de estrellas que nacen y mueren en una agitada marea cósmica.
La distancia de NGC 6229 será el principal determinante a la hora de observarlo, ya que es un globular bastante débil. Pese a tener una magnitud de 9.4, la magnitud de sus estrellas es extremadamente tenue, por lo cual resolver algunas de ellas será todo un reto. Aparece en primer lugar como una esfera de unos 4 minutos de arco de diámetro, con un núcleo relativamente brillante en el interior que abarca casi 2 minutos de arco. Media docena de estrellas pululan por la periferia, brillando tímidamente en la lejanía. El núcleo muestra una textura claramente granulosa cuando tenemos la visión adaptada a la oscuridad: no se pueden distinguir sus estrellas, pero sí se adivina la gran densidad de ellas que luchan por hacerse notar desde esos 100.000 años luz que nos separan.
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