Sabemos ya que cada constelación tiene sus objetos más “típicos”, pero luego podemos encontrar algunas sorpresas más alternativas que nunca esperaríamos encontrar en ese lugar. Las galaxias nos rodean por todos lados, en casi cualquier rincón del cielo que miremos con un telescopio lo suficientemente grande podríamos encontrar, al menos, un universo-isla. Son las estrellas y el polvo de nuestra galaxia los responsables de ocultar gran parte de ellas, interponiéndose como ocurre en las constelaciones de Sagitario, Casiopea o, en el que caso que nos ocupa hoy, el Cisne.
NGC 7013 es una galaxia que se deja ver tímidamente entre la inmensa cantidad de gas y polvo de la Vía Láctea, y lo hace con relativa facilidad a pesar de los impedimentos. Se encuentra situada a unos considerables 40 millones de años luz de distancia, muy cerca en el firmamento de la estrella zeta Cygni, que marca el final de una de las alas del ave. La galaxia podría pasar por una lenticular, aunque la mayoría de autores apuntan más hacia una espiral evolucionada. La causa de esta diversidad de opiniones radica en que sus brazos espirales no se encuentran bien definidos, debido principalmente a una baja densidad de estrellas (podríamos catalogar a NGC 7013 como una galaxia anémica). Presenta dos anillos más brillantes en sus regiones centrales, y es en ellos donde se engloba la mayor parte del hidrógeno neutro capaz de formar nuevas estrellas. Su diámetro se estima en unos 50.000 años luz, presentando una emisión electromagnética en su región central característica que la clasifica como una galaxia LINER (low-ionization nuclear emission-line region). Estas galaxias tienen en su centro agujeros negros supermasivos que calientan el gas que los circunda, emitiendo esta particular energía (podríamos decir que son una versión menos intensa de las galaxias Seyfert).
Con una magnitud de 12, NGC 7013 fue descubierta por William Herschel en 1784. Cuando la observé con mi Dobson de 30 cm quedé gratamente sorprendido. En un primer momento, a bajo aumento ya pude apreciarla mientras movía el tubo como una mancha fantasmal y difusa, situada muy cerca de una estrella relativamente brillante. Poco a poco, la mancha fue perfilando una forma alargada, que alcanzaba en su eje mayor algo más de 3 minutos da arco. Decidí usar el ocular Cronus de 7 mm,, con 214 aumentos, y una buena dosis de paciencia, tras la cual pude sacar algo más de jugo a la galaxia. El centro era aparentemente estelar y brillante, rodeado de un destacado bulbo luminoso con forma ovalada que contrastaba de manera importante con el resto de la galaxia, un halo que se extendía fantasmagóricamente como si fuera una versión en miniatura de M31. Un buen número de estrellas la acompañaban en cortejo, envidiosas seguramente porque, a pesar de la distancia, la lejana galaxia se colaba entre ellas para llegar a nuestros ojos.
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