El Hubble nos regala la siguiente imagen, y deleitándonos con ella vamos a comenzar el artículo:
Se trata de dos galaxias en interacción llamadas NGC 6621 y NGC 6622, ambas formando parte del catálogo Arp de galaxias peculiares como Arp 81. A 265 millones de años luz de distancia, el espectáculo queda garantizado en esta colisión de proporciones gargantuescas. NGC 6622 es la mayor de ellas, situada a la derecha en la fotografía, y es una galaxia barrada espiral que ha perdido gran parte de su estructura, aunque destaca uno de sus brazos, que se ha deformado por las corrientes de marea y se extiende por una distancia de casi 250.000 años luz. El cuerpo de la galaxia propiamente dicha tiene unos 68.000 años luz de longitud y 26.000 de ancho, lo cual nos sirve para hacernos una idea de su enorme brazo espiral. Su compañera, NGC 6621, es una pequeña galaxia lenticular, de apenas 20.000 años luz de diámetro, que al lado de NGC 6622 parece estar relativamente tranquila. Sin embargo, sabemos que ambas están inmersas en un largo y colosal baile, habiéndose estimado que el último acercamiento tuvo lugar hace unos 100 millones de años, tras el cual las galaxias se han alejado 55000 años luz. Próximamente, si esto fuera un vídeo a cámara rápida, veríamos como la velocidad de separación se va ralentizando hasta que la gravedad vuelve a producir otro acercamiento entre ellas. El siguiente contacto será, probablemente, el definitivo, aunando los dos universos y formando una galaxia elíptica.
Esta interacción ha promovido la formación de una ingente cantidad de estrellas, como podemos apreciar por la presencia de múltiples cúmulos azulados, la mayoría de ellos en NGC 6622, con algunas gigantes azules que se pueden individualizar en las fotografías de larga exposición. Otra característica que hace referencia a esta alta proliferación estelar es su elevado brillo en el infrarrojo, que ha llevado a catalogar estas galaxias como LIRG, siglas de “Luminous Infrared Galaxies”. Si nos fijamos en otras propiedades, como la presencia de hidrógeno neutro (en esta entrada hablábamos sobre los distintos tipos de hidrógeno), llama la atención la escasez relativa de este elemento, probablemente porque la interacción entre ambas galaxias ha removido este gas. El hidrógeno molecular, sin embargo, es extremadamente abundante, sobre todo en los brazos, indicándonos también los lugares de formación estelar (aunque no podemos captar el hidrógeno molecular, se puede inferir su localización gracias a la detección de monóxido de carbono).
Ambas galaxias se encuentran en la constelación de Draco, muy cerca de la nebulosa planetaria NGC 6543, por lo que podemos aprovechar y hacerle una visita. Las magnitudes de NGC 6621 y NGC 6622 son, respectivamente, 13.6 y 13.2, y su bajo brillo superficial no hace que sean especialmente fáciles. Sin embargo, bajo una oscura noche se apreciar con aberturas moderadas y una adaptación visual. Con mi Dobson de 30 cm aprecié inicialmente una mancha muy débil y algo alargada, y desde el primer momento podía notar que no era una imagen completamente homogénea. Usé el Cronus de 7 mm, con 214 aumentos, y pude verla un poco más definida. Tras varios minutos de adaptación conseguí, con visión periférica, distinguir cómo uno de los extremos de la mancha era, realmente, otra pequeña nubecilla independiente, NGC 6621, prácticamente en contacto con la más alargada. Además, por momentos aparecía el núcleo de ambas galaxias como una débil condensación casi puntual, desapareciendo al fijar la vista. No atisbé ni rastro del gran brazo de NGC 6622, por lo cual queda apuntada en mi lista de objetos para ver con mayor abertura. Sin embargo, por muy débil que sea, nunca se pierde la sensación de estar viendo algo muy, muy lejano y muy, muy grande.
Pingback: La pareja del dragón (Arp 81) | Turismo Astronómico