Comenzamos nuestra tercera jornada por este viaje entre globulares sumando otros cuatro objetos a nuestra creciente lista. Pondremos nuestra vista, en primer lugar, sobre uno de los más brillantes de la zona: Messier 19.
M19, también conocido como NGC 6273, fue descubierto por Charles Messier en 1764, pero no fue hasta veinte años más tarde cuando William Herschel vio que estaba compuesto por multitud de pequeñas estrellas. Se encuentra a 28.700 años luz de nosotros, a tan sólo 6.500 años luz del centro galáctico. Visualmente es uno de los cúmulos globulares más alargados que se conocen, aunque parece ser que esta forma se debe a que una nebulosa oscura “recorta” uno de sus bordes. Cuando se observa M19 en el infrarrojo se puede comprobar que su forma es redondeada, como casi todos los globulares. Se extiende por unos 140 años luz de diámetro y su masa es estima en 1.1 millones de masas solares, por lo que estamos ante un globular bastante grande y pesado. Es de tipo VIII, lo cual indica una baja concentración en su región central, fácil de comprobar si lo comparamos con la mayoría de cúmulos que hemos observado por esta región.
Su magnitud aparente, de 7.47, pone a M19 al alcance de un simple buscador, aunque para ver sus detalles necesitaremos usar mayores aumentos. Con el Dobson de 30 cm queda patente su forma alargada, en sentido norte-sur, destacando un amplio núcleo de unos 4 minutos de arco. La corona, más débil, se extiende unos dos minutos más allá. Aparece poblado por una inmensa cantidad de estrellas diminutas, siendo las más brillantes de ellas de magnitud 14. Uno de las características que más llamó mi atención al observar este cúmulo fue la presencia de dos bandas oscuras que se recortaban al sur del núcleo como franjas sin estrellas, más evidentes con visión lateral. También se aprecian en fotografías de poca exposición y puede que se deban al oscurecimiento producido por nubes de polvo que se interponen en su camino.
No tenemos más que ascender poco más de un grado al norte para encontrarnos con nuestro siguiente objetivo, NGC 6284. Se encuentra mucho más lejos que cualquiera de los cúmulos que hemos visto, a unos 50.000 años luz, motivo de su menor brillo y tamaño. Descubierto en 1784 por William Herschel, es un globular de tipo IX, con sus estrellas relativamente dispersas.
Visualmente es bastante similar a otros de los que hemos visto, como NGC 6316 o NGC 6304. A pesar de ser un globular de tipo IX pude distinguir un núcleo brillante que contrastaba de manera importante con la periferia más débil, alcanzando apenas los 3 minutos de arco de diámetro. Algunas tenues estrellas se dejaban entrever en su superficie, distantes y pequeñas, cuando la atmósfera decidía estabilizarse durante unos segundos.
El siguiente globular de la lista es algo más peculiar, aunque sólo sea por su forma. Es NGC 6235, un globular de tipo X, más disperso aún que los anteriores (recordemos que el más extremo es el tipo XII). Se encuentra a unos 41.000 años luz de distancia, tras una gran cantidad de polvo que disminuye su brillo en al menos tres magnitudes. Es relativamente débil, de magnitud 9 y brillo superficial bajo, pero no tendremos problema para observarlo desde un lugar alejado de las ciudades. Es de los pocos globulares que nos muestran una forma triangular perfectamente definida, algo que llamará poderosamente nuestra atención, De hecho, podríamos confundirlo fácilmente con una pequeña nebulosa difusa, ya que ni siquiera presenta un núcleo que contraste con la periferia. Dos o tres estrellas habitan en su superficie, siendo las restantes demasiado débiles para dejarse ver.
Seguimos al otro lado del núcleo galáctico, aunque algo más cerca, para visitar el próximo objeto. Se trata de NGC 6287, un globular que podría ser el más antiguo de este tipo de objetos. De entre todos los cúmulos situados a 2.000 pársec del núcleo, NGC 6287 es el que tiene una menor metalicidad, de lo cual se deduce que su formación se dio en las primeras etapas del universo, cuando todavía no se habían formado elementos más pesados. Fue descubierto por William Herschel en 1784 y se encuentra a una distancia de 30.300 años luz. Es un globular de tipo VII, algo que queda patente cuando lo observamos a través de un telescopio. Veremos una esfera difusa de unos 3 minutos de diámetro, sin observar ningún gradiente de brillo, ningún núcleo que destaque del resto de superficie. Podemos ver, eso sí, diminutas estrellas dispersas por su superficie, brillando sobre un fondo granujiento que sugiere que muchas otras se encuentran por detrás.
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